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Entrevista:

Teniente coronel Lobo: "Voy a mantener la disciplina en la Policía Municipal"

En el plazo de un año, las barriadas madrileñas contarán con una dotación de 1.800 policías municipales que se encargarán de mantener la seguridad ciudadana y que sólo en casos de extrema necesidad recurrirán a la Policía Nacional, según ha declarado a EL PAIS el teniente coronel Francisco Javier Lobo, quien a las 10.30 de la mañana de hoy tomará posesión como jefe de la Policía Municipal de Madrid. Francisco Javier Lobo, teniente coronel de Caballería, burgalés, de 52 años, casado y con dos hijos, ingresó en las Fuerzas Armadas en 1943, y cuatro años más tarde entró en la Academia Militar de Zaragoza. Estuvo en el mando de distintas unidades en el Sahara y en el IV Tercio de la Legión, y durante los años 1978 y 1979 estuvo destinado en la Policía Nacional como segundo jefe de la circunscripción de Bilbao, hasta que fue nombrado director de la Academia de la Policía Nacional de San Lorenzo del Escorial.

La pasada semana fue nombrado por decreto del alcalde jefe de la Policía Municipal de Madrid y el pasado jueves le fue comunicado el pase a la reserva de toda actividad militar. Hombre parco en palabras y guardador de las formas castrenses, incluso cuando intenta aparentar informalidad, asegura que está dispuesto a mantener la disciplina en la Policía Municipal, a la vez que exigirá el máximo respaldo municipal y ciudadano para este cuerpo.Pregunta. Su entrada al frente de la Policía Municipal, ¿va a suponer cambios inmediatos en el cuerpo?

Respuesta. No traigo ningún esquema previo, y como considero que tanto el concejal, señor Barrionuevo, como el resto de los mandos, están actuando con criterios acertados, pienso que se debe mantener la misma línea de actuación que se sigue actualmente.

P. Según informes municipales recientemente hechos públicos, usted va a encontrarse con un problema de indisciplina que plantea cierto sector del cuerpo al que se le ha abierto un considerable número de expedientes disciplinarios.

R. No me consta ese hecho y si no estoy documentado no puedo decir nada porque mi opinión sería errónea.

P. Pero la noticia de esos expedientes ha aparecido en la prensa y alguna opinión le merecerá el tema.

R. Algo he leído, sí. Cabe pensar que el conjunto de la Policía Municipal atiende a sus obligaciones, y cuando esto no ocurre salen a relucir expedientes. No obstante, puedo asegurar que, si hay pasos de indisciplina, se aplicará la legislación en vigor con todo el rigor posible.

P. ¿Ha mantenido ya algún contacto con la Asociación de la Policía Municipal, mayoritaria en número de afiliados y que cuando se celebraron las elecciones sindicales impugnó la convocatoria por considerarla ilegal, a la vez que sus miembros han manifestado en ocasiones una actitud claramente hostil frente a la corporación municipal?

R. Sobre ese tema no voy a opinar. Tampoco, responderé a cualquier cuestión que tenga implicaciones políticas.

P. La presencia de policía municipal en los barrios parece ser que ha sido bien acogida por el vecindario. ¿Piensa usted potenciar este servicio?

R. Tengo mucho interés. Hay ya un estudio sobre cómo organizar la presencia de la policía en las barriadas. Pienso que debe ser personal especialmente preparado y conocedor, conocido y prestigiado en el barrio. Si ha nacido en el mismo, mejor. Lo que sí tiene que haber es un número suficiente con unas competencias y una dotación suficiente. No me refiero a que se les den más pistolas o más porras, sino a que deben ser personas con una preparación física que les permita responder correctamente ante cualquier clase de problema. En cuanto al número de policías, en el plazo de un año queremos contar con una dotación de 6.000 hombres, de los que el 30% Irán destinados a las barriadas. A la vista de los resultados de su presencia se verá si se aumenta este número.

P. ¿Cree usted que la Policía Municipal es más adecuada para enfrentarse con los problemas de seguridad ciudadana que la Policía Nacional? ¿Qué ventajas pueden tener los primeros frente a los segundos?

R. Son cuerpos que deben tener competencias distintas, pero la Policía Municipal está más identificada con la población. En este sentido, yo quiero que, cuando se envíen las patrullas a los barrios, los que sean de una zona determinada tengan prioridad a la hora de trabajar en esa zona.

P. ¿Hay algún tipo de coordinación prevista entre ambos cuerpos?

R. Está en estudio un plan de coordinación con el gobierno civil y otras fuerzas de seguridad del Estado. Entiendo que ambos cuerpos deben funcionar paralelamente y apoyarse en determinados casos, aunque las competencias de unos y de otros deben estar claramente diferenciadas.

P. ¿Cuáles debieran ser esas competencias?

R. Las actuales. Ni una más ni una menos.

P. Pero esa confusión de la que hablaba usted antes supone que en estos momentos hay apropiación de competencias por parte de alguno de los dos cuerpos.

R. Solamente he dicho que hay que delimitarlas muy claramente y después cumplirlas.

P. ¿Qué problemas le preocupan a usted más de los muchos planteados en esta ciudad a nivel ciudadano

R. No sé. No puedo dar orden de preferencia. Son muchos. Hay una inseguridad psicológica, más que real, que puede evitarse con la presencia de nuestra policía en las calles. Faltan centros reales de rehabilitación para delincuentes juveniles, y no me refiero a prisiones o cárceles. Falta una coordinación racional con las restantes fuerzas de seguridad del Estado. Hay un vacío legal, producto de la disociación existente entre el poder judicial y la policía. Todo el mundo sabe y no es nada nuevo que podemos estar buscando y persiguiendo a un delincuente que, una vez detenido, queda en la calle a los dos días.

Destacaría también que es necesaria la profesionalización del cuerpo. Hay falta de formación que impide una actuación más deseable y hay que acabar con ello. Se echa de menos una mayor colaboración ciudadana con la policía y una educación cívica del vecindario. Es necesario que prosiga el respaldo de la corporación municipal a la policía -cosa que antes no tenía- para que nuestros hombres actúen con mayor seguridad.

La relación de problemas podría ser interminable, pero hay que señalar que la dotación humana actual es insuficiente y que los medios materiales que maneja no son adecuados -e insisto que no me refiero a más pistolas o más porras- en cuanto a coches o armamento.

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