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¡Hasta octubre!; "Triunfo" mensual

La revista Triunfo, tras 33 años de vida semanal, se despide de sus lectores hasta el próximo octubre, en que, por necesidades económicas, reaparecerá convertida en publicación mensual. En su último número, el 911, su actual director, José Angel Ezcurra, publica el artículo que reproducimos.

«La crisis que afecta mayoritaria y severamente a las publicaciones españolas alcanzó a Triunfo hace ya tiempo. La cada vez más pronunciada divergencia entre el número de lectores y los altos niveles que alcanzan los costos de edición constituye la más significativa característica de esta crisis general, que amenaza sombríamente a buena parte de la Prensa española. Crisis que suele conducir, incontenible, al camino de la desaparición y que sólo es evitable si un capital poderoso refuerza su estructura financiera. Solución esta última que supone, indefectiblemente, el control ideológico».«Cuando, en 1970, tras veinticuatro años de vida editorial, Triunfo inició su más reciente época, ya sin ninguna dependencia financiera o política, planteó su camino como de expreso predominio de la razón ideológica sobre la razón económica. Razón ideóligica alimentada por una profunda convicción de que la libertad -del hombre, de todos los hombres- se ve constantemente amenazada. Que para defenderla hay que practicarla. Sin sometimientos, sin concesiones. Que desde nuestra profesión de periodistas la mejor forma de ejercitarla era su aplicación rigurosa al examen de todas las cuestiones, de todos los problemas de nuestro tiempo. Y estimular la libertad de crítica, ofrecer al lector datos, connotaciones y reflexiones que le ayuden a 'conformar su información, su libre conocimiento, mejor que exhibir ahora de todos y cada uno de los más de quinientos números publicados desde entonces puede acreditar nuestra fidelidad a aquel planteamiento mejor que exhibir ahora una larga relación de méritos de discutible oportunidad ».

«En Triunfo hemos llegado a pensar, en uno de tantos momentos de depresión a que las adversas circunstancias de esta crisis nos han conducido, si nuestro "ciclo histórico" había caducado. Si nuestra terquedad reflexiva había periclitado por anacrónica frente a una visión panglosiana del mundo. Pero, mientras la crisis ha llegado a extremos insoportables para nuestra resistencia, observamos que si. en 1970 la libertad se hallaba atada y bien atada, en 1980 está peligrosamente obstaculizada; que, mientras el mundo se acerca temerariamente al precipicio bélico, nuestro país no acierta a encontrar su auténtica ruta democrática. En resumen: que prosigue el estado de libertad amenazada, vigilada. Y que, por tanto, persisten las razones para que nuestra voz -modesta voz- no se extinga ».

«¿Qué hacer entonces? Continuar en estas condiciones significaba, a muy corto plazo, dar fin a la comunicación con nuestros lectores, cuya fidelidad nos obliga más que nada, porque a ellos nos debemos. Pero la sociedad actual -sus dirigentes, que son los de siempre y que saben muy bien lo que hacen- ha puesto el listón muy alto para que funcione con desahogo una publicación de nuestro tipo: su enorme costo requiere cada vez más lectores, crecidas facturaciones publicitarias y mayores inversiones. No parece, pues, que los tiempos nos sean propicios, sin dependencia, a tan halagüeñas posibilidades».

«De ahí que, sin ayuda posible que no signifique concesiones y adulteración, hayamos decidido no abandonar la contienda. Y que, sin base sustentatoria suficiente para una revista semanal, hayamos decidido convertir a Triunfo en revista mensual, fórmula que nos permitirá no sólo mantener la comunicación con nuestros lectores, sino atemperar las dificultades actuales -insuperables hoy, repetimos,- con el ánimo puesto en un objetivo al que no podemos ni queremos renunciar: Triunfo como voz -modesta voz- de la libertad».

«Esta conversión de la periodicidad de Triunfo de semanal a mensual queremos hacerla, sin embargo, con todas las posibilidades a nuestro alcance. Posibilidades que, desde una perspectiva profesional, comportan un desafío formal y hasta de tratamiento: la reaparición fulgurante del Life americano y el éxito inmediato del Actuel francés son dos ejemplos, aunque no necesariamente imita bles en nuestro entorno, de dos re vistas mensuales en punta, prototipos de publicaciones de esta década, que inician una nueva respuesta impresa a la avasalladora hegemonía de la televisión; porque en 1980 -sobre todo en nuestro país- sólo la pequeña pantalla, un par de redes radiofónicas y unas pocas publicaciones constituyen verda deros mass-media. Lo demás es ya minority-media o elite-media».

«Tomada la decisión ya en pleno verano, el equipo que hace Triunfo necesita un tiempo para preparar su nueva andadura como mensual. Necesidad y conveniencia se alían en esta ocasión para aconsejar una interrupción que nos permita reaparecer en otoño, utilizando la atonía que la época estival produce en la vida del país para acondicionar debidamente nuestro trabajo a las nuevas exigencias profesionales que nos hemos propuesto».

« Triunfo, pues, pese a lo que algunos rumores afirmaban en medios periodísticos, no desaparece. Permanece. Independiente. Sin concesiones. Para seguir respondiendo a la confianza de sus lectores, de quienes esperamos y a quienes pedimos que nos la continúen prestando como hasta ahora. Este número, el 911, es el último de Triunfo como semanario. El próximo, en octubre, será el primero de su nueva época como mensual».

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