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Suárez llama a filas a los reservistas

Adolfo Suárez reunió a cenar en la Moncloa a los reservistas del deporte español. Adolfo Suárez juntó en la mesa a Manolo Santana, Paquito Fernández Ochoa, Mariano Haro -alcalde independiente de Becerril de Campos-, Emiliano -concejal de UCD-, Cliford Luyk, Juan Amat -de la dinastía de los Amat del hockey sobre hierba-, María Cruz García Parra, campeona femenina de tiro olímpico, y a los todavía en activo Juan Manuel Asensi, Pirri y Faustino Rupérez. Suárez, que en otra época, para su asociación política, intentó fichar a Orantes y Nieto, entre otros, quiere formar ahora un buen equipo de deportistas. Ya tenemos, pues, una buena nómina de centrocampistas.

Emiliano llegó a ser el mejor jugador de Europa. Emiliano inventó para los niños españoles el baloncesto de élite. Se soltó de la mano de Saporta y desde la Ciudad Deportiva se fue a la Moncloa. Manolo Santana descubrió a los españoles el encanto del lob liftado y, de la mano de Raimundo Saporta, pasó por El Pardo y la Zarzuela y se instaló en la Moncloa. Luyk y Pirri también han ido por el mundo de la mano de Saporta y ahora tienen audiencia en el palacio del presidente. En este país sálo se tiene el triunfo asegurado cuando es Saporta quien da la salida.La selección de deportistas que acudió a la cena del presidente también parece hecha por Saporta, que no pierde detalle para contentar a todo el mundo. Allí estaba el capitán del Barça, Asensi, con lo cual Suárez quedó bien con Jordi Pujol. Acordarse de Faustino Rupérez era fácil, porque el ganador de la Vuelta a España ha conseguido mantener en las páginas de los periódicos un ilustre apellido ucedero. En España, de cuando en cuando, se producen las modas de los apellidos, aunque entre ellos se produzcan suertes diversas.

UCD, que es partidaria de limitar las importaciones de futbolistas -de ahí la llamada «ley Maradona»-, no le pone reparos, desde la Moncloa, a la importación de jugadores de baloncesto. De otra forma no cabe explicarse la presencia de Luyk, porque, de lo contrario, el invitado habría sido Nino Buscató, un español bajito que encestaba más que los gigantes USA. Nino fue capitán de la selección española, olímpico, subcampeón de Europa, consiguió el Premio Faier Play, de la Unesco, y era el hombre clave en las relaciones humanas cuando el equipo nacional no funcionaba. Buscató, no obstante, nunca fue por el mundo de la mano de Saporta.

Mariano Haro es el único español que tiene dos diplomas olímpicos, cuarto en Munich y sexto en Montreal, y se hizo fondista a base de cazar perdices a mano. Mariano tiene vara alta en Becerril. Fue elegido alcalde en el sprint de las municipales. Pero, curiosamente, funcionó al margen de UCD.

Paquito Fernández Ochoa recibió todos los parabienes hispanos que se estaban guardando desde Amberes. Paquito «del Oro», campeón olímpico en Sapporo, fue durante años el deportista español más mimado. Con todo, su deporte no pudo alcanzar la explosión que en su día produjo Manolo Santana.

Manolo Santana ha sido probablemente el único gran campeón que ha sabido mantenerse aun después de retirado. Cada eliminatoria de Copa Davis nos retrotrae a los gloriosos años de 1955 y 1957. Cada gran torneo internacional nos obliga a acordarnos de él. Aún no nos hemos creído nadie la posibilidad de que el Borg de hoy batiera siempre al Santana de ayer. De todos los políticos que acudieron años atrás a la Ciudad Deportiva a emularle solamente queda en pie Adolfo Suárez. Fue probablemente el que mejor aprendió la técnica defensiva del lob liftado, que era el golpe más televisivo, por los muchos segundos que mantenía en vilo a los espectadores.

Ahora que se nos ha terminado el curso deportivo invernal ha habido un homenaje más para el pasado que para el presente. El futuro está en los próximos Juegos Olímpicos, en los que las medallas se nos han puesto al alcance de la mano. Lo tremendamente lamentable es la ilusión puesta en unos éxitos que ya están devaluados.

Antes de que comience la hora de las lamantaciones, ya nos hemos tirado los trastos a la cabeza. José Antonio Eguidazu, ex presidente del Athlétic de Bilbao y miembro del Comité Olímpico Español, se ha puesto serio con la profesionalización de los jugadores de fútbol. Eguidazu exige que los futbolistas que vayan a Moscú sean puros e inmaculados. Según mis noticias, incluso se ha dirigido a la federación vizcaína para obtener el certificado de profesionalidad de Urquiaga y de Andrés. La federación ha clasificado a un equipo con las bendiciones de la FIFA y el COE. Eliminar el equipo ahora sería algo más que vergonzoso. Sería incluso peligroso, porque podrían producirse problemas posteriores. No hay que olvidar que España organiza el próximo mundial.

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