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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Salsa en la plaza Mayor, y de nuevo, Ramoncín

Resulta que los conciertos gratuitos que está organizando la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid han sido poco anuncia dos, porque el Gobierno Civil de la provincia se ha empeñado en aplicar, con rara minuciosidad, la reglamentación vigente, para espectáculos de tal manera que el permiso definitivo sólo estuvo unas pocas horas antes de que dieran comienzo los recitales.

El del jueves consistió en un baño de salsa que, enmarcado en la plaza Mayor (herreriana ella, imperial ella), recordaba nuestra capacidad de: inseminación cultural en las Indias Occidentales. Sólo que los grupos salseros que aparecieron eran en su mayoría españoles. Ante la mirada atónita de turistas japoneses y otros aún más exóticos, comenzó la fiesta el canario Juan Carlos Senante acompañado por miembros de Un Poquito de Todo. Juan Carlos se lo montó bien y sus canciones de letras reivindicativas ganaban mucho al ser lanzadas en directo. Senante dejó a la gente con ganas de más, y en esto sale Pernil Latino, a quienes les falta el cantante. Pero da lo mismo, en seguida hacen una . especie de improvisación y rápidamente se pone al frente el Gato Pérez (argentino-catalán), que empieza a contarle sus historias al caballo de Felipe IV que, aquejado sin duda por una artrosis, era ya el único que no bailaba. La actuación del Gato se mezcló con la de los propios Perniles, que esto es algo corriente en la salsa y da ambiente a la juerga. Después tenla que haber salido Un Poquito de Todo, pero los vecinos-buhardillistas de la plaza hicieron comprender que ellos también desean dormir. De esta manera se pasó directamente a La Orquesta Platería, gran gozada que con su Camarera final dieron el toque definitivo a lo que debiera ser norma, la música en la calle. Esta noche a las nueve pop madrileño a tuti plen.Así que hasta el lunes van a seguir estos conciertos, gratuitos y al aire libre, de la plaza Mayor, que patrocina la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, con el beneplácito activo del Ayuntamiento madrileño. ¡Una iniciativa para hacer más llevaderas, con el concurso de horchata, granizados diversos y, si se tercia, algún cubata, estas primeras noches calurosas del verano, con el valor añadido además de dignificar una atención merecida a la música en vivo.

Por su parte, el Ramoncín trataba de reconquistar su antiguo feudo madrileño. Ultimamente se le había tratado muy mal, que el hombre había metido el remo con cierta querencia por lo del corazón y el cotilleo. Luego vinieron nuevas gentes que sobre la expectación creada por el mismo Ramoncín parece que ven más claro lo de las relaciones públicas y así les ya a todos. El caso es que Ramón lanzó desde la tarima del teatro Martín un verdadero manifiesto de rock and roll. Y no estaba mal. El grupo funcionaba a un volumen demasiado alto, pero efectivo, y Ramón sigue siendo un buen espectáculo que cada vez canta mejor. Lo único malo son las canciones. En general, Ramoncin puede escribir bien pero no es buen letrista. Sus textos no cuadran la mayoría de las veces, con lo que se parte el ritmo y la fluidez de las canciones. Si él mismo no quiere ver esto, es que está, ciego y sería una pena, porque rockers como él mismo o Burning hacen falta en nuestra música. Ramoncín no ha arrasado y sus enfrentamiento; con el nuevo pop madrileño no van a conseguirle más audiencia, Lo mejor para él es hacer saber al público que no está ni mucho menos acabado, que tiene cosas que decir y música que hacer. Sólo es cuestión de que ambas cosas las haga mejor. Y eso, en principio, es cuestión de trabajo.

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