La situación afgana condiciona la conferencia de Madrid

La posibilidad de que se llevase a cabo un genocidio en Afganistán pondría en peligro la celebración, en Madrid, de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), prevista para el próximo mes de noviembre.Tal es el temor en medios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuyos ministros de Asuntos Exteriores se reunirán los próximos días 25 y 26 en Ankara (Turquía).

A pesar de que la opinión general, en estos momentos, es que «hay que ir a Madriel», medios diplomáticos atlantistas afirmaron «que esto puede cambiar si la situación en Afganistán degenera en masacres y genocidio».

Según el secretario de Estado norteamericano, Edmund Muskie, que presidirá la reunión, es necesario una posición común de todos los aliados en la Conferencia de Madrid y la necesidad de convertirla en un «tercer foro» de la distensión, a la vez que mostrar a los soviéticos que la distensión es «indivisible en sus diversos; campos».

En relación con la situación militar en Afganistán, el Times de Londres informó ayer que los soviéticos han instalado sistemas de misiles antiaéreos en sus bases más vulnerables, en las cercanías de Kabul.

Por su parte, el órgano oficial del Ejército soviético, Krasnaya Svezda (Estrella Roja), desmintió ayer que se estén librando violentos combates en Kabul e insistió en que la situación en Afganistán es «irreversible».

El Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, en su informe anual, publicado ayer, estima que la intervención, soviética no cesará en Afganistán. Por el contrario, estiman los expertos, la URSS tendría que disponer entre 250.000 y 400.000 hombres, frente a los 90.000 actualmente estacionados, para poner fin a la actividad guerrillera afgana.

En el informe del instituto londinense se afirma que ni Washington ni Moscú creen ya en la distensión. Sin embargo, dice el estudio, a pesar de las dificultades y la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre el control armamentístico parece remota, nortearnericanos y soviéticos terminarán tarde o temprano sentados ante una mesa de negociaciones.

También siete jugadores de baloncesto afganos, de los doce seleccionados para los Juegos Olímpicos, han huido a Pakistán. Según ellos, «la ira de los afganos por los rusos es tan grande que resulta imposible ir a los Juegos de Moscú sin que esto represente un apoyo al régimen de Babrak Kaimal».