Libertad de expresión en Cuba
Afirmar, en EL PAIS del pasado 11 de junio, que «en Cuba existe una total libertad de expresión», como ha expresado el funcionario de aquel país Lisandro Otero González, decir eso, que además no se aviene con lo publicado por EL PAIS en otras ocasiones, es simplemente tratar de desinformar, para no usar otro verbo más contundente, por parte del vocero castrista mencionado.Basta con recordar que, en La Habana, sólo se publican en la actualidad dos diarios (antes eran una docena, de distintas ideologías), ambos gubernamentales; que el CNP y sus seis filiales provinciales han sido disueltos y el 90% de sus integrantes tuvo que marchar, para poder comer y trabajar, al exilio (como bien han señalado organizaciones periodísticas internacionales como la SIP y la FIJ); que no existe en toda la isla no ya un periódico disidente, sino ni siquiera libre, etcétera.
Pero hay más. En la Constitución, dictada por Castro hace cuatro años, se dice: «El Estado orienta su política educacional y cultural en la concepción científica del mundo establecida y desarrollada por el marxismo-leninismo. (...) Se reconoce a los ciudadanos la libertad de palabra y de prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. ( ... ) La Prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada». Todo esto no necesita comentario. Es una verdad inconcusa y, por tanto, irrebatible, a la que no pueden hacer mella sofismas ni interpretaciones casuísticas./
Ex decano del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba.