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MADRID

Una docena de comedores para pobres permite sobrevivir a cientos de personas

Las sopas de beneficencia, que en muchos casos han perdurado más por rutina que por otra razón, conocen un nuevo auge en Madrid. Conventos e instituciones benéficas mantienen actualmente una docena de comedores gratuitos, que aumentan su clientela día a día, y en los que se produce una extraña mezcla de truhanes, ancianos solitarios, vagabundos y parados sin subsidio. Desde la calle de Hortaleza hasta la de Corredera Baja existe toda una ruta de supervivencia, en la que alguna gente combina horarios para poder comer incluso dos y tres veces. Alguna orden religiosa ha sustituido el bocadillo por una moneda de diez duros, y cada martes congrega a más de trescientos pobres. Páginas 22 y 23

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