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Reportaje:

Fuerte polémica en Soria para salvar los paisajes cantados por Antonio Machado

La capital de Soria, tradicionalmente olvidada por las altas instancias de la Administración, tanto la franquista como la democrática, se ha convertido de pronto en el centro de una polémica desatada por las fuerzas vivas de la ciudad, a raíz de un movimiento de protesta encabezado por la flor y nata de la intelectualidad española en contra de la construcción, recientemente aprobada, de un puente sobre el Duero, justo en la alameda por donde el poeta Antonio Machado paseaba para escribir buena parte de sus Campos de Castilla. Se trata de un puente, el parecer, necesario para salvar a Soria de su parálisis económica, pero su ubicación concreta ha sido el origen de la polémica: mientras unos son partidarios del proyecto aprobado, también llamado variante sur, siguiendo el criterio de que "la poesía es para los poetas, pero los puentes que se los dejen a Obras Públicas", otros arremeten contra éstos y presentan como alternativa la variante norte, cuyo trazado encarecería algo más el presupuesto asignado, pero en contrapartida dejaría los bellos paisajes cantados por Machado no más estropeados de lo que ya están.

La enfurecida polémica ha sido en realidad una sorpresa para los sorianos, acostumbrados, como estaban, a no despertar ningún tipo de solidaridad cuando asistían, desde hace años, al hundimiento económico de su provincia, situada ahora en los últimos lugares en cuanto a desarrollo económico. Son estas las mismas gentes que han visto alejarse, seguramente apenados, pero sin poder evitarlo, a los jóvenes sorianos en busca de trabajo en las fábricas de las provincias colindantes, éstas sí declaradas polos de desarrollo industrial. Tal ha sido el proceso que de los escasos 20.000 habitantes con que cuenta actualmente Soria capital, el 85% de ellos han rebasado ya los sesenta años. Y de la misma manera, se han lamentado en silencio ante el deterioro imparable de los monumentos románicos, sin recibir la ayuda necesaria, y han acatado con leves protestas, pero sin posibilidades reales de oposición, el proyecto de instalación de un centro de experimentación nuclear: «Es la única forma de que salgais de vuestro subdesarrollo», les han dicho, y ellos van a tener que estar agradecidos.Como trágica excepción, tan sólo en un tema deja Soria de ocupar los últimos lugares para pasara la cabeza de la lista: es el índice de suicidios, tal vez porque para tomar este tipo de decisiones no necesitan el apoyo de nadie.

Y así las cosas, de pronto se encuentran los sorianos con que la atención de los medios informativos y de un numeroso grupo de personajes del mundo de la cultura (a excepción del ministro, Ricardo de la Cierva) converge sobre su ciudad, en un intento de salvar el paisaje machadiano del monstruo de hormigón armado que quieren implantar en nombre del progreso sobre los álamos del Duero.

Hay un punto de partida en torno a este tema, en el que todas las opiniones coinciden, con independencia de la sensibilidad poética de cada cual: Soria precisa, cuanto antes, de una carretera de circunvalación para iniciar su desarrollo económico, y, junto con ella, de uno o varios puentes sobre el Duero, que posibiliten los accesos a la ciudad del abundante tráfico que actualmente satura el único puente transitable, el de los ocho tajamares, que data de la Edad Media y acoge la afluencia de vehículos de varias carreteras. Y es necesario por dos ilazones fundamentales, además de la económica ya mencionada: por un lado, son varios los sorianos que pierden la vida cada año en accidentes al cruzar cuando no deben, y, por otro, porque el tráfico pesado tiene que atravesar necesariamente una estrecha carretera junto a la iglesia románica de Santo Domingo, la concatedral de San Pedro y la pared lateral del Hospicio, también cantado en su día por Antonio Machado.

Adivinar la fachada de Santo Domingo

Pudimos comprobar que en tan sólo un minuto soltaron sus gases sobre Santo Domingo los tubos de escape de diez camiones. Las consecuencias de ello son apreciables para cualquier visitante: en el pórtico románico de la iglesia no queda prácticamente ningún perfil arquitectónico en su estado original, las siluetas de los apóstoles hay que adivinarlas más que contemplarlas, y la escultura situada en la parte derecha de la fachada tanto podría ser san Lucas como la Virgen María, pues parece que le han arrancado los rasgos de la cara y del cuerpo de un manotazo. Todo ello, aseguran los expertos, ha sido provocado por el dióxido de carbono emanado por los automóviles, y, con ser bastante penoso el hecho en sí, hay otro peligro potencial que preocupa sobremanera a los sorianos: la posibilidad de que algún trailer pesado se estrelle contra las paredes de la misma Iglesia, en cuyo caso las consecuencias serían prácticamente irremediables.Salvado este punto, sobre el que hay consenso general, la división de opiniones comienza con el trazado de la carretera y la ubicación del polémico puente. En 1975, la delegación de Obras Públicas estudió a fondo los terrenos colindantes con el núcleo urbano y presentó el proyecto que acaba de ser aprobado, la variante Sur, consistente en un tramo de carretera que enlazaría la zona este de Cadosa con el punto de la nacional III, dirección Madrid, que bordea el río Golmayo, siguiendo la línea del ferrocarril, y, en medio del trazado, un puente de cien metros de altura y algo más de setecientos de longitud, con una de sus bases descansando sobre al paseo de los Ala mos. «Yo no acabo de entender muy bien a qué viene este jaleo», diría el alcalde, José Luis Liso, de UCD. «Esta es, sin duda, la mejor solución para Soria, y únicamente habría que talar tres o cuatro álamos de los cantados por Machado. El resto se quedaría prácticamente igual, porque Obras Públicas está dispuesta a destinar casi un 20% de su presupuesto para disimular la carretera y el diseño del puente mismo, que no es en absoluto el típico armatoste que pondríamos en cualquier otro lugar».

Un puente de fina silueta

El alcalde de Soria y el concejal de Urbanismo, Luis Giménez, explicaron que el futuro puente tendrá «una fina silueta», (de «diseño aerodinámico», y que tampoco iba a estropear el paisaje más de lo que está, porque sin la variante Sur lo cierto es que el Duero de Machado ya no es lo que era, con su fábrica de sebos, el puente metálico del ferrocarril, dos paradores nacionales, y las improvisadas viviendas en las tierras cantadas por el poeta de una comunidad gitana. «Es penoso el estado actual de las márgenes del Duero», replicaría el principal opositor al proyecto nacido en Soria, Fidel Carazo, «pero esa no es razón para que lo fastidiemos definitivamente. Además, lo de la "fina silueta" del puente no viene sino a corroborar mi idea de que es absolutamente inútil con vistas al futuro, porque tan fina es que con un solo carril en cada dirección bien va a descongestionar el tráfico».En un principio, todo iba bien para los partidarios de la variante Sur. El ayuntamiento aprobó su construcción en un pleno, y en otro distinto se ratificó. UCD, PSOE y PCE votaron a favor. «Y ahora sale el diputado del PSOE Manuel Núñez Encabo atacando lo que sus compañeros de partido apoyaron y ratificaron», opina Fidel Carazo, «lo que demuestra una incoherencia notable». Todo iba bien, además, porque la diputación también estaba de acuerdo, hasta el punto de que en uno de sus últimos escritos afirmaba: «El trazado de la variante Sur es el más conveniente para TODO y para TODOS» (en mayúsculas en el original, como dando a entender que cualquier duda sobre el tema estaría fuera de lugar). Y es que los miembros de la diputación, todos ucedistas, a excepción de dos socialistas, están convencidos de que «Sólo de paisaje y de historia no se vive». Pero, sin embargo. no dudan en acudir a la estética para descalificar la variante Norte: «Esta opción. además de dejar aislada la ciudad. afectaría a valores artísticos tan apreciables como el afectado por la varl ante Sur», dice el informe de la diputación. Respecto a este tema, EL PAIS pudo comprobar que efectivamente cualquier signo de progreso impuesto en un paisaje natural de considerable belleza lo estropea en cierta manera, pero, partiendo del supuesto de la necesidad de la carretera, la variante Norte no afecta a los tramos cantados por Machado en sus más famosos poemas. Sin embargo, hay aquí otra disyuntiva que parece irreconciliable: mientras el alcalde y el concejal Luis Jiménez aseguraron que la variante Norte incide directamente sobre la curva de ballesta del río en parte del monte de las Animas, de donde surgió la leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer, Fidel Carazo aseguró todo lo contrario, y no vaciló en calificar de mentirosos a los dos anteriores.

Alusiones personales

La polémica ha alcanzado en Soria el terreno personal, y unos y otros hacen alusiones directas a supuestos intereses económicos enfrentados, que impedirían la realización de uno u otro proyecto. Así, salen a relucir los nombres de Domingo Hergueta, presidente de la Cámara de Comercio (entidad también favorable al proyecto aprobado), como propietario de la finca Balondo y, por tanto, «muy beneficiado por la solución Sur», según el señor Carazo; el de María Victoria Brieva Ridruejo, propietaria de la ermita de San Polo, junto a la alameda machadiana, cuya petición de declaración de la margen del Duero como «monumento histórico-artístico» respondería al interés de evitarse la molestia que le causaría el ruido de los camiones sobre el puente Sur, según el alcalde, o el de Epifanio Ridruejo, con su finca Los Royales. Incluso los dos contrincantes sorianos más directamente enfrentados, el alcalde, Luis Liso, y el concejal de Coalición Democrática, Fidel Carazo, se hacen acusaciones mutuas.

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