Joyero muerto en un atraco frustrado a su establecimiento

Una persona muerta y otra gravemente herida es el balance humano de un atraco frustrado que se perpetró a última hora de la tarde de ayer en una joyería de la calle del General Ricardos, número 18. Los atracadores, dos hombres jóvenes, entre los dieciocho y los veinte años, dispararon sobre sus víctimas las armas cortas que llevaban sin que, al parecer, mediara palabra alguna y sí únicamente un vago intento de rechazo del atraco. Fuentes policiales apuntaban, a última hora de la noche, la posibilidad de que el frustrado atraco tuviera como móvil el intento de conseguir dinero con el que pagar droga de algún tipo.Según la nota hecha pública por el Gobierno Civil de Madrid, sobre las nueve menos cuarto de la tarde de ayer, cuando sus dueños estaban procediendo al cierre del establecimiento, entraron en la joyería Vicente dos hombres jóvenes, que, empuñando sendas pistolas, obligaron a los cinco presentes, todos ellos miembros de la familia propietaria, a tumbarse en el suelo.

La misma nota especifica que una de las personas asaltadas intentó abalanzarse sobre uno de los atracadores, quien rechazó el ataque golpeando al que se resistía. Mientras, el otro atracador disparaba su arma contra dos de las personas que estaban tumbadas en el suelo.

También un herido grave

Como consecuencia de los disparos resultó muerto el dueño de la joyería, Felipe Vicente Martín, de 46 años, y herido grave su hermano Alberto, quien a la hora de cerrar esta edición estaba siendo intervenido quirúrgicamente en la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre.

El Gobierno Civil aseguraba anoche que se había montado un intenso servicio policial destinado a localizar y detener a los asesinos, quienes habían huido del lugar en un coche matrícula de Salamanca, que fue localizado más tarde en la zona de Bravo Murillo. Un redactor de EL PAIS pudo comprobar que se había montado un control policial junto al puente de Toledo, sobre la M-30.

En la nota gubernativa se indicaba que habían sido dadas instrucciones a los efectivos policiales «para que actúen, caso de localización de los agresores, con las medidas adecuadas y proporcionales al caso y a su probada peligrosidad».