El estrecho de Ormuz, llave del petróleo
La amenaza de un bloqueo del estrecho de Ormuz, esa vía de agua entre Irán y la península Arábiga por la que circulan unos veinte millones de barriles de petróleo diarios, es una espada de Damocles permanente para los países occidentales y para Japón, tan dependientes del crudo del golfo Pérsico.Con menos de cincuenta kilómetros de anchura en su punto más angosto, la entrada del golfo es fácilmente bloqueable, y la desaparición del régimen del sha Reza Pahleví en Irán, que era el gendarme tradicional de la región y del estrecho, ha hecho aumentar la inquietud sobre la seguridad de esa válvula vital por la que pasan dos terceras partes de las importaciones de petróleo de Occidente.
El jeque Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, dijo en julio del año pasado que los palestinos están cada vez más desesperados, y que «no me sorprendería que un día hundieran uno o dos superpetroleros en el estrecho de Ormuz para forzar a Occidente a hacer algo sobre sus reivindicaciones y contra la obcecación de Israel».
Los expertos niegan que el hundimiento ele un petrolero fuera suficiente pera cerrar a la navegación el estratégico estrecho, que tiene unos doscientos metros de profundidad. Sin embargo, una operación de minado podría hacerse en muy breve período de tiempo, y paralizaría el tráfico marítimo hasta que una flota provista de los medios de dragado necesarios procediera a la retirada de las minas.
La crisis de los rehenes
Cuando en los medios de comunicación norteamericanos se habló de la posibilidad de bloquear los puertos iraníes, como represalia por la retención de los rehenes de la Embajada estadounidense en Teherán, el ministro de Asuntos Exteriores del régimen islámico, Sadeq Gotzadeq, amenazó cbn cerrar a todo tráfico el estrecho de Ormuz.
Una acción de este tipo supondría, casi con seguridad, el estallido de una guerra mundial y, en cierto sentido, esa convicción es una garantía de que ni la Unión Soviética ni otra hipotética potencia interesada en yugular el suministro de petróleo a Occidente va a cerrar la entrada del golfo Pérsico, a menos que se arriesgue a una guerra total. Pero acciones terroristas que bloqueen temporalmente el estrecho y causen graves perturbaciones económicas en los países importadores no pueden descartarse en un futuro.
El incremento de la tensión en el área llevó a la famosa compania aseguradora británica Lloyd's a declarar la región del golfo Pérsico «zona de guerra», el pasado mes de julio, y a aumentar el importe de las pólizas de seguros para los buques que atraviesan el estrecho de Ormuz.
A falta del Irán del sha, la vigilancia de«la vía de agua está a cargo de la pequeña flota del sultanato de Omán, el otro Estado costero que tiene además un enclave en el vértice de la península de Masandam, desde donde se domina completamente el estrecho. Con el asesoramiento de instructores británicos y norteamericanos, el Ejército de Omán patrulla la entrada al golfo Pérsico, por la que circulan aproximadamente un centenar de buques cada día.
La rebelión en la provincia de Dhofar, en 1978; la hostilidad con Yemen del Sur y el paulatino aislamiento de Omán con respecto al mundo árabe, por su abierto apoyo a Sadat y a la iniciativa de Camp David, son potenciales factores de inestabilidad en un país de casi 300.000 kilómetros cuadrados de superficie y sólo 800.000 habitantes, cuya simple viabilidad como tal ya es problemática.
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