Primas inmorales
Las primas a terceros están expresamente prohibidas por la Federación Española de Fútbol y, por tanto, por los propios clubes de Primera División, que son quienes la dominan. Ningún presidente puede, por tanto, cuestionar la norma, porque existe con su aprobación expresa. Quienes la transgreden no sólo cometen un delito.Las normas reglamentarlas, cuando no son justas, deben ser derogadas. No seré yo quien patrocine el acatamiento a una ley in¡usta. Pero sucede que los presidentes de Primera no sólo aceptaron la norma, sino que se comprometieron en un pacto de honor a respetarla. Vulnerar un pacto de caballeros es suficiente razón para descalificar a cualquiera.
Algún presidente plantea el tema diciendo que es una norma que no puede ser perseguida, porque lo antideportivo sería primar por perder. Hay un error craso en la cuestión. Las primas a terceros, aun cuando reglamentariamente en el futuro no sean castigadas, seguirán siendo inmorales.
Las primas a terceros no son defendibles desde ningún punto de vista. Son un intento de modificar los cauces normales de un encuentro, Son una fórmula cuya consecuencia inmediata es perjudicar a otro. No es, pues, deportivo usar este recurso para ganar un campeonato o salvar un descenso. Las primas a tercerts, en definitiva, serán siempre un privilegio de los poderosos. Un arma a utilizar contra los débiles, contra quienes poseen menores reservas económicas. Una práctica deleznable.