La opinión francesa comienza a aceptar la energía nuclear
El «hecho» nuclear empieza a ser aceptado por los franceses. La manifestación antiatómica de Plogoff, celebrada anteayer en este pueblo de Bretaña, así parece demostrarlo en opinión de los especialistas. Hay que recordar que Plogoff, durante los tres primeros meses del año presente, se mantuvo en primera línea de la actualidad francesa: las autoridades decidieron construir en ese lugar de Bretaña una central nuclear que, dentro de quince años, producirá 5.200 megavatios de electricidad para alimentar el consumo de esta región, que sólo produce actualmente el 20% de su gasto energético.Plogoff y toda Bretaña, ante el anuncio del inicio de la fábrica atómica, desencadenaron manifestaciones en serie, a veces dramáticas. Los ecologistas galos, desde entonces, hicieron de Plogoff el símbolo antinuclear del país. Con otras fuerzas locales y nacionales reticentes frente a la energía atómica organizaron «la más grande concentración antinuclear de Francia».
Durante todo el fin de semana se calcula que asistieron a la concentración no lejos de 100.000 personas, aunque, como ocurre en las manifestaciones tradicionales de los partidos o sindicatos, el cálculo de las autoridades no llega ni a la tercera parte del de los organizadores. En todo caso, se reconoce que, el acontecimiento lo ha sido sólo a medias. Por otra parte, las confrontaciones violentas, en esta ocasión, dejaron el sitio a la contemplación de la belleza natural bretona y a las diversiones. Esta evolución coincide con la de la opinión en general que, según los últimos sondeos, acepta en mayoría el hecho nuclear (en Austria, que se pronunció líace un año por referéndum contra la primera central nuclear, un sondeo reciente dice que el átomo energético progresa también). La población francesa mantiene vivo su rechazo de los destrozos e incomodidades de las construcciones y, sobre todo, el binomio «átomo, igual a policía», o el recorte de libertades que implica la implantación de una central nuclear.
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