La apuesta socialista
El debate político que desde el martes se celebra en el Congreso de los Diputados experimentó en la sesión de ayer un espectacular giro, al plantear el grupo socialista, a través de su portavoz, Felipe González, una moción de censura contra el Gobierno.La drástica iniciativa del grupo socialista, perfectamente legítima, constituye el primer caso de puesta a prueba de los mecanismos constitucionales más genuinos, y aunque sólo fuera por esto, por el indudable rodaje que los próximos días va a tener nuestra ley de leyes, sus efectos han de ser altamente, beneficiosos para el país y la democracia. (...)
Si no hay sorpresa de fondo y UCD permanece unida, la moción socialista no podrá, lógicamente, prosperar. Matemáticamente hablando, se trata, pues, de una censura de tipo testimonial, inviable hoy por hoy, dada la actual correlación de fuerzas parlamentarias. (...)
La razón hay que buscarla probablemente en una frase que, como de pasada, dejó caer Felipe González durante su discurso de ayer: tras señalar la pérdida de credibilidad del Gobierno después de las últimas elecciones, añadió una coletilla autocrítica, en la que aludió a que esta pérdida también afectaba a los socialistas.
En efecto, González parece estar diseñando ya su estrategia para las elecciones generales de 1983 y esta moción de censura puede convertirse en un. pivote vital para la futura marcha de esa estrategia. En ella, la primera y primordial meta de los socialistas es desengancharse de una imagen de consenso, que les ha causado un deterioro electoral paralelo al de UCD, pero, paradójicamente, sin gobernar. De esta manera, con el casi seguro fracaso numérico de su moción de censura, el PSOE abre un crédito moral y electoral seguro y una rehabilitadora imagen de verdadera oposición.
22 de mayo
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