Clausurada en París la conferencia masónica internacional
Con un almuerzo fraternal ofrecido por los masones franceses en el restauranfe de la Torre Eiffel, se clausuró ayer en París la duodécima conferencia de los supremos consejos del grado 33 y último del rito escocés antiguo y aceptado. Julián Calvo, «soberano gran comendador» del «supremo consejo» español dirigió la delegación hispana durante los trabajos.La conferencia que reunió en París, durante los últimos cuatro días, a los masones de veintiocho países de todo el globo (salvo de los países comunistas, en los que se persigue a la masonería) responde a un rito iniciado en 1907, en Bruselas. Desde entonces, cada cinco años, los masones «regulares» (existen escisiones en muchos países, España incluida) celebran estas conferencias, aunque en varias ocasiones se han suspendido a causa de las guerras o de otros impedimentos graves. Esta especie de concilio es un acto supremo de la masonería mundial. Cada conferencia se celebra en un país diferente, por turno. «En España, por ahora, no podemos acoger a nuestros hermanos», declara el «gran comendador» Julián Calvo, «por que carecemos de medios. No hemos recuperado nuestros bienes y vivimos sólo de las cotizaciones. Yo, por ejemplo, pago 2.500 pesetas anuales. En total, en toda España, somos actualmente unos 500 masones y nuestra actividad principal desde que fuimos legalizados hace un año, consiste en reorganizarnos. Pero eso, sin prisas y sin demagogia de ninguna especie».
Durante la conferencia de París, los trabajos han girado todos en torno a un tema central: la especifidad del «rito escocés antiguo y aceptado en la sociedad contemporánea».
«Nosotros pensamos» explica el «gran comendador» del «supremo consejo» español, «que el rito tiene algo que hacer en el mundo de hoy. El rito es uma escuela de perfeccionamiento moral del ciudadano. En esta conferencia hemos estudiado esa cuestión a la luz de toda la problemática presente del mundo».
El «gran comendador», como Francisco Torio, Dionisio Royo, José Torrente y Alberto Fernández, los consejeros que le han asistido en lá conferencia de París, estiman que «ese perfeccionamiento moral del ciudadano es la labor que queremos realizar en España». A largo plazo, «deseamos poder crear instituciones que ayuden a los españoles en tal sentido. A pesar de la imagen macabra que de nosotros forjó la dictadura, la sociedad española actual no estáen contra de nosotros, sino que se mantiene expectante y curiosa.
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