Del Rey abajo, todos

Exceptuado el Rey, quien en su condición de jefe del Estado es inviolable y de cuyos actos responden las personas que los refrenden, no hay una sola función o magistratura política o administrativa que esté exenta del control de la ley y libre de la aplicación que de esa ley hagan los tribunales competentes. (...)Una de las más valiosas parcelas de libertad de esa Constitución es la libertad de expresión, a cuya definicíón y defensa debernos contribuir todos. La libertad de expresión en ningún país del mundo es un mar sin orillas, de forma que cualquier expresión por el solo hecho de ser proferida o publicada esté exenta de los controles judiciales.

Creemos que este es el nervio jurídico de la amplísima discusiór provocada pór la sentencia condenatoria de don Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS. Leída con la debida atención la sentencia, no hay en ella la menor reserva respecto a las severas críticas que el periódico había dirigido a otra resolución judicial. La Magistratura ha hallado el delito de desacato en dos frases muy concretas que, a decir verdad, no tienen absolutamente nada que ver con la argumentación de fondo del editorial cuestionado.

, 15 de mayo