La izquierda ataca la negativa de UCD a admitir el divorcio por mutuo consenso

El proyecto de ley de divorcio presentado por el Gobierno a las Cortes fue criticado ayer por representantes del PSOE, PCE, PTE y Coalición Democrática, así como por la abogada feminista Cristina Alberdi, en un debate organizado por el club Diálogos para la Democracia, al que asistieron alrededor de ochocientas personas. Junto a los representantes de los partidos citados intervinieron también José Martín Patino, provicario de la archidiócesis de Madrid-Alcalá- Manuel Villar Arregui, senador de UCD, y Loris Fortuna, vicepresidente de la Cámara de los Diputados de Italia y redactor de la ley de divorcio de aquel país.Frente a las tesis del representante ucedista, quien dijo que su partido daba un no rotundo al divorcio por mutuo acuerdo de los cónyuges pero que este mutuo consenso se recogía en las causas de la separación, previa a la disolución del vínculo, se alzaron varias voces, la de los partidos de izquierda, especialmente el PSOE -Antonio Sotillo, ponente de la ley en el Congreso- y el PCE -Jordi Solé Tura- y la de Loris Fortuna. Este afirmó que el proyecto de UCD «dice que hay una separación consensuada, pero no lo es en realidad, porque cuando en el artículo 86 se habla de las causas de divorcio se liga al mutuo consenso el logro del divorcio a partir de la separación, lo cual no es fácil, pues intervienen circunstancias y posibles chantajes con el dinero de los hijos. Pongan mucha atención», dijo, «no sea que lo que les dan en el artículo de la separación con la mano izquierda se lo quiten en el de las causas con la mano derecha».

Cristina Alberdi reivindicó la reforma de todo el derecho de familia y centró sus peticiones en la parte que con el divorcio queda más desprotegida, esto es, la mujer en la sociedad actual, según puntualizó. También criticó al padre Martín Patino -éste limitó su intervención a7 repetir los puntos del documento de la Conferencia Ep1scopal sobre el divorcio- y dijo que la postura del provicario le parecía paradójica, pues la Iglesia ponía todo tipo de trabas al divorcio, pero lleva años beneficiándose de las nulidades canónicas obtenidas por los que tienen medios económicos.

Contra AP

Jordi Solé Tura y Antonio Sotillo hicieron frente a Manuel García Amigo, vicepresidente de Alianza Popular y catedrático, quien había defendido que la ley debe recoger dos tipos de matrimonio: el indisoluble canónico y el disoluble civil. Solé afirmó que «si uno es voluntariamente miembro de una Iglesia no podemos convertir eso en derecho interno del país», y recalcó que, «para los comunistas, el divorcio no es una reivindicación feminista, sino que está ligado a los derechos de la persona, a la igualdad y a la libertad».Antonio Sotillo recordó que los obispos portugueses habían dicho que los católicos no necesitan pedir al Estado protección para sus propias creencias, pues esto sería debilitarlas, e hizo de nuevo hincapié en el divorcio por mutuo acuerdo y la fijación de pensiones al cónyuge más débil, con garantía de pago, que el PSOE defiende.

Francisca Sauquillo, abogada y representante del Partido de los Trabajadores, afirmó que el divorcio es un derecho y una libertad y defendió el proyecto elaborado por siete organizaciones feministas, que incluye la figura del tribunal de la familia, integrado por pedagogos, psicólogos y otros profesionales relacionados con el tema, para mejor llevar adelante las sentencias en los casos de divorcio.