_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Hacia una nueva correlación de fuerzas

Unión General de Trabajadores parece haber encontrado el camino hacia el lugar hegemónico que, en justa correlación de fuerzas con el partido que inspira su trayectoria política, parece corresponderle en el panorama sindical español. De ser un sindicato en trance de quedar reducido a ocupar un papel testimonial -recuerdo de su historia apenas revivida durante la lucha clandestina contra el franquismo-, la central socialista ha conseguido, en los cuatro años de ensayo democrático transcurridos desde la desaparición del dictador, superar la ventaja que los comunistas supieron obtener en el ámbito social a través de la lucha protagonizada por unas comisiones obreras hábilmente infiltradas en el fenecido sindicato vertical.La victoria obtenida por UGT en las elecciones sindicales celebradas en las factorías vallisoletanas de FASA-Renault -al margen de maniqueísinos que tratan de reducir la actividad sindical al enfrentamiento entre centrales, con interesado olvido de la patronal como antagonista natural de cualquier organización obrera- supone, antes que nada, la afirmación de un modelo de sindicalismo que el socialismo español trata de implantar en este país.

Más información
Las elecciones sindicales en FASA acaban con el asambleísmo

Cualquier otra valoración sobre el resultado de las victorias obtenidas últimamente por UGT, en Seat y FASA-Renault corre el peligro de desvirtuar la exacta dimensión del papel que corresponde a cualquier sindicato obrero.

En efecto no se trata tanto de la victoria de UGT sobre CC OO, circunstancia que además es cierta, sino que los votos obtenidos por la central socialista acercan a este sindicato al nivel que, por su vinculación con el primer partido de la oposición, le corresponde.

Si la existencia de sindicatos fuertes es imprescindible para la democracia, la justa correlación de fuerzas entre las diversas opciones sindicales y políticas en este país es urgente. Dificilmente puede ser aceptado por el cuerpo social del país la política ejercida por un determinado partido político, si entre aquél y éste no existe una cierta identidad. Hasta ahora, la presencia política del PSOE no ha logrado encontrar su reflejo en el terreno social a través del sindicato unido a él ideológicamente.

La extrapolación política, pues, de las elecciones sindicales parece índicar, por lo que se refiere a los resultados en Seat y FASA-Renault, que estamos en camino de una cierta adecuación entre las preferencias políticas y sindicales de los ciudadanos de este país.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_