La crisis del "invento"
He leído la colaboración de Emilio Romero publicada en EL PAIS del 6 de mayo bajo el título «La crisis del invento». El «invento», claro está, es «el invento Suárez», también conocido por las siglas UCD.Comparto totalmente la opinión del autor en cuanto a la total incapacidad e inadecuación de semejante tinglado para hacer frente a los principales problemas que tiene planteados este sufrido país. Con todo, quiero precisar que, ante la alternativa de gobierno, que muy presumiblemente haría las delicias del señor Romero, me apresuro a unirme a la petición de aquel paralítico que veía deslizarse su silla de inválido colina abajo, allá en Lourdes: ¡Virgencita, que me quede como estoy!
Tampoco creo que nuestra clase política sea, en general, un dechado de perfecciones, pero leer, de pluma del señor Romero, la acusación de que los políticos «hace tiempo» -¿cuánto tiempo?, ¿desde que los diputados sustituyeron a los procuradores o quizá desde cuarenta años antes?- que andan más preocupados por sus intereses políticos que por los del país, me produce vergüenza ajena, dada la falta de autoridad moral del que así señala con el dedo.
Sin embargo, no es mi intención polemizar con el señor Romero, sino, mucho más modestamente, tratar de contribuir a que mejore su castellano, evitando en el futuro errores gramaticales como el que comete al escribir, refiriéndose a las personas velozmente convoca das por el poder para afrontar el 15 de junio de 1977: «El poder, el invento Suárez, les llamó, les encandilé, les unió; y así es como triunfaron». ¿Qué les llamó el poder? A muchos de ellos les podía haber llamado tantas cosas... Pero su pongo que el señor Romero sólo quería decir que los llamó, los unió, etcétera. Había oído decir que el señor Romero tenía, al menos, la cualidad de escribir bien. Lástima que estos leísmos introduzcan una duda./
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