Entrada en servicio de "El Tronante", quinto sumergible nuclear francés

En el puerto de Brest, el ministro francés de Defensa, Yvon Bourges, presidirá hoy la entrada en servicio del quinto submarino atómico de la fuerza de disuasión francesa. El Tronante, su nombre de pila, se incorpora al servicio activo tras El Temible, El Terrible, El Fulgurante y El Indomable.Respecto a estos últimos, El Tronante ofrece ciertas perfecciones. Pero, en lo sustancial, es su hermano gemelo. Desplaza 8.000 toneladas en la superficie, el reactor de uranio enriquecido y de agua natural bajo presión acciona el aparato propulsor de 16.000 caballos; su velocidad máxima se aproxima a los cuarenta kilómetros hora y su tripulación está compuesta de 135 hombres.

Su arsenal atómico está compuesto de dieciséis misiles M-20. Cada uno de esos misiles va equipado con una carga termonuclear de un megatón (unas cincuenta veces la potencia de la bomba atómica de Hirosima). Cada una de estas bombas termonucleares es lanzada por los misiles a 3.000 kilómetros de distancia. El Tronante, por otra parte, está equipado con, lanza torpedos que le sirven para su propia defensa.

El sexto submarino atómico francés, ya bautizado con el nombre de El Inflexible, será operacional en 1985. Este último presentará mejoras realmente sensibles respecto a sus predecesores. Sus nuevos misiles M-4 serán capaces de transportar a 4.000 kilómetros de distancia seis cabezas termonucleares. La potencia de cada una de esas bombas es de 150 kilotoneladas.

A partir de 1985, todos los submarinos serán modernizados, uno tras otro, según el tipo representado por El Inflexible. Con ello, la fuerza atómica francesa se consagra como la tercera mundial, tras Estados Unidos y la URSS. A pesar de ello, algunos sectores del mundo político galo estiman que el ritmo es lento. Recientemente, el líder del neogaullismo, Jacques Chirac, avanzó un proyecto para que la fuerza de disuasión francesa se dotara de quince submarinos atómicos, que debían ser todos ellos operacionales a finales de siglo. En el mismo sentido se han pronunciado otros responsables que no ven inconvenientes graves, a pesar del coste de cada submarino, 4.000 millones de francos, equivalentes a más de 60.000 millones de pesetas.