Graves disturbios en la región argelina de Kabilia
Tres días después de haber sido desalojada la Universidad de Tizi-Uzu por las fuerzas de orden público, la kabilia argelina vive un verdadero estado de insurrección general contra el régimen. Testimonios de personas llegadas a Argel procedentes de la Gran Kabilia (a los corresponsales se les ha prohibido terminantemente salir de Argel), trazan un cuadro dantesco de lo que está ocurriendo en esa región: fábricas ocupadas por los trabajadores, barricadas en las calles, intentos de ocupación de las sedes del partido único (el Frente de Liberación Nacional) y hasta quema de banderas argelinas. La prensa gubernamental reconoce la gravedad que tiene la situación, y afirma que «se trata de una contrarrevolución dirigida por manos extranjeras».
La situación en Kabilia se le está yendo de la mano al Gobierno, a juicio de las personas que llegan a Argel procedentes de la región. La ocupación, por la policía, de la Universidad de Tizi-Uzu, el pasado domingo, no ha calmado los ánimos. Lejos de ello, tras un lunes de tensa calma, desde el martes, las calles de Tizi-Uzu veían florecer las barricadas, mientras la mayor parte de las fábricas (entre ellas el complejo estatal Sonelec) eran ocupadas por los trabajadores que, en algún caso, como los citados por el diario oficialista El Mudjahid, devastaban las instalaciones.En Tizi-Uzu, la sede local del partido, la estación de autobuses y varios edificios públicos fueron atacados por una muchedumbre que incluso quemó algunas banderas argelinas. Este hecho es reflejado en un editorial del diario citado como la prueba de que se asiste a «un compló extranjero». La tesis oficial es que las primeras manifestaciones de los estudiantes cabileños en Argel y Tizi-Uzu, fueron simples «ensayos» de una operación de mayor envergadura, destinada a desestabilizar al régimen. Esa operación habría adquirido vigor tras el desalojo de la Universidad de Tizi-Uzu.
La agitación se ha extendido a otras partes de la Kabilia. Las manifestaciones contra el régimen han florecido en las localidades de Ain el Haminan, Boghni, Beni Duala, Tizi Rached, Larba Nath Irathem y Azazga. En esta última localidad, según el «comité de apoyo a los estudiantes cabileños» habría habido un duro enfrentamiento con la policía, con un saldo de varios heridos y, por lo menos, dos muertos.
Todas estas informaciones no pueden ser comprobadas por los periodistas. Desde ayer, las autoridades ejercen un estricto control de entrada en el país de los enviados oficiales de la Prensa, mientras que a los corresponsales extranjeros permanentes en Argel se les ha prohibido oficial y tajantemente salir de la capital.
Un grupo de trabajadores españoles en Tizi-Uzu, con los que pudo hablar ayer este corresponsal, afirmó que el hotel donde estaban alojados fue asaltado por una muchedumbre que trató de incendiarlo. Estos testigos aseguran haber visto varias ambulancias que se dirigían al hospital con heridos. El hospital de Tizi-Uzu, que se había declarado también en huelga de solidaridad con los estudiantes, está desempeñando su actividad a cargo de un grupo de médicos militares.
Los rumores son contradictorios en cuanto a la presencia de franco-tiradores en algunos tejados de la localidad de Tizi-Uzu. Esta noticia parece exagerada, en la medida en que nadie ha podido verlos; pero el citado grupo de trabajadores españoles afirma que durante la noche se escucharon algunas ráfagas, sin que se sepa quienes fueron los autores de esos disparos.
Cesa el mutismo oficial
Los estudiantes aseguran que el desalojo de la Universidad de Tizi-Uzu, el pasado domingo, se hizo a cargo de numerosos efectivos de la policía, provistos de fusiles con la bayoneta calada, extremo que no parece haber tenido testigos oculares.
La Unión General de Jóvenes Argelinos, sindicato oficialista, habría emitido un comunicado en el que, tras preguntarse «quién tiene interés en que mueran jóvenes estudiantes» acusa a Estados Unidos y Francia de manipular las manifestaciones. La existencia de ese comunicado tampoco ha podido ser aclarada.
A pesar de ello, los medios informativos oficiales han abandonado el mutismo de los primeros días. En su primera página de la edición de ayer, el rotativo El Mudjahid, en un editorial titulado «Han caído las máscaras», critica a los que afirmaron que el movimiento estudiantil no tenía un contenido político, ya que se trataba de condenar la «represión cultural», y afirma que los «actos de vandalismo» son la «prueba de ese contenido político» que, en su opinión, tiende a desatar una acción de respuesta armada del régimen «destinada a engendrar lo irreparable».
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