Gran Bretaña recomienda a sus súbditos que abandonen Irán
El Gobierno británico ha convocado urgentemente a Londres a su embajador en Teherán, sir John Graham, como anticipo de su decisión de reducir al mínimo su representación diplomática en la capital iraní.
Un portavoz del Foreign Office confirmó ayer la llegada a Londres de sir John Graham, así como las intenciones del Gobierno de realizar «una rápida y sustancial reducción del personal diplomático del Reino Unido en Irán».
Al mismo tiempo, la Embajada británica en Teherán ha advertido a sus súbditos británicos en aquel país, unos cuatrocientos, que, dadas las circunstancias actuales, era imposible para el Gobierno de su majestad prestarles la adecuada protección consular por lo que se les recomendaba la salida inmediata de Irán.
La decisión británica hay que enmarcarla dentro de un plan de dos etapas propuesto por el secretario del Foreigri Office, lord Carrington, en la conferencia de ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad Económica Europea, destinado a conseguir un frente común de apoyo a la posición norteamericana con relación a Irán.
Es indiscutible que la amenaza europea de un embargo en la compra de crudos a Irán constituye el arma más poderosa en manos de los aliados occidentales en su intento de conseguir una liberación de los rehenes norteamericanos, máxime si se considera que el hasta ahora mayor cliente iraní, Japón, ha decidido paralizar sus compras.
Gran Bretaña, que es quien propuso en Luxemburgo el embargo, ha ofrecido a sus socios comunitarios compensar los crudos que no se compren a Irán (el 6% del abastecimiento de la CEE procede de este país) con el petróleo del mar del Norte.
Preocupación en Lisboa
Por otra parte, en Lisboa, según intorma nuestro corresponsal, Nicole Guardiola, la ruptura de relaciones económicas con Irán causa cierto embarazo. La iniciativa de Sa Cameiro de cortar estas relaciones no ha llenado de entusiasmo a los países árabes. Ahora, Portugal necesita asegurarse cerca de un 10% del petróleo que le hace falta este año. Sa Carneiro ha admitido la posibilidad de cubrir este hueco recurriendo a los mercados americanos y africanos. Incluso los árabes moderados (como los Emiratos del golfo Pérsico) parecen haberle dado la espalda a Sa Carneiro, rechazando la visita del ministro portugués de Asuntos Exteriores.
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