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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La Liga Arabe, 35 años después

Dignidad e independencia son dos palabras clave que subyacen en la, política árabe de Oriente Medio desde los años cincuenta. Dignidad porque, hasta no hace mucho, los pueblos árabes en su conjunto -esa nación que ocupa dos partes de Asia y Africa, -de doce millones de kilómetros cuadrados, con sólo del 7% al 11% de tierras cultivables, pero con el 70-75% de las reservas petrolíferas mundiales- se han visto humillados y desacreditados por razones que no viene al caso analizar ahora. Es, sin embargo, una exigencia que tiene sus raíces históricas y políticas, que en su base es una aspiración popular de dignidad colectiva.Esta aspiración nació en el curso del pasado siglo, a consecuencia de la colonización occidental, franco-británica de países como Tunicia, Argelia, Egipto, Siria.... la italiana sobre Libia o la española sobre el Rif marroquí, etcétera, que tenía por objetivo destruir no sólo la unidad de los sistemas económicos locales, sino también los valores socio-culturales del mundo árabe. En una palabra, se trataba de aniquilar la capacidad de autodefensa de los países árabes.

Sin embargo, surge entonces la reacción popular, que se manifiesta en una doble vertiente: la afirmación de su identidad nacional y la resistencia de las fuerzas entonces dominantes. Y aquel movimiento árabe de liberación nacional, individual en sus orígenes, va tomando cuerpo, y va surgiendo, cada vez con mayor insistencia, la aspiración a la unidad árabe. Es un movimiento este que se estructurará en tres fases. Una, poco antes y después de la primera guerra mundial, en plena decadencia del imperio otomano, en Siria, Líbano, Irak Jordania y Palestina; otra, con el comienzo de un cierto despegue frente al poder colonial, y empieza a hablarse seriamente del «mundo árabe» y de «arabismo» desde el punto de vista político entre 1919 y 1929; la última fase es la de los movimientos populares y revolucionarios de izquierda, que al finalizar la segunda guerra mundial comienzan a poner el problema de la unidad árabe en términos de la lucha de los pueblos árabes contra el imperialismo. Es, en el fondo, el eterno problema, ya que se trata de reunir un frente amplio de fuerzas para, en la medida de lo posible, sacudirse la influencia extranjera hegemonista y así caminar hacia un conjunto armónico de pueblos y Estados árabes.

Es en este contexto donde hay que situar el nacimiento dé la Liga de Estados Arabes el 22 de marzo de 1945, fecha en que se firmó el acta de constitución de la misma con la adopción, por parte de siete Estados árabes, del Protocolo de Alejandría. Se trataba, en definitiva, de reforzar las profundas relaciones que unían a los pueblos árabes, dentro del respeto por la independencia y soberanía de cada. uno de ellos, pero con vistas a consolidar la independencia y objetivos de todo el bloque.

Hoy, 35 años después de la fundación de la Liga de los Estados Arabes -primera organización regional creada tras la segunda guerra mundial-, las críticas no cesan de llover-sobre este organismo. Algunas, justificadas; otras no, porque lo que sí ha conseguido esta ONU árabe ha sido mantener un frente árabe antisionista, que los países productores de materias primas hayan seguido el ejemplo de los países árabes productores de petróleo -englobados en la OPAEP- en el sentido de una revaluación global de los términos de intercambio desigual entre el centro y la periferia, que la opinión pública internacional acepte los términos auténticos del problema de Oriente Medio y su apoyo a los derechos legítimos e históricos del pueblo palestino.

Es cierto,por otra parte, que la misión fundamental de la Liga Arabe, en algunas de sus fases, se ha visto sacrificada a una misión oficial de organizar la cooperación entre los Estados miembros, olvidando que en una lucha de liberación -Palestina- esa misión pertenece fundamentalmente a los pueblos.

Dentro de este marco coherente que es la coordinación de todos los Estados árabes, lo esencial no es fijar las bases de una unidad, sino que todos los esfuerzos converjan hacía ella. Para ello, en opinión de su secretario general, es necesario que la Liga Arabe tienda a la liberación de Palestina y al desarrollo económico y social del mundo árabe. La nueva filosofia podría interpretarsecomo una lucha de civilización a través de la cual aquellos otros objetivos serán alcanzados.

Por ello, porque en la Liga Arabe y a través de su Consejo, comisiones especializadas y secretariado general se dan cita esos intereses realmente comunes, es necesario que se readapte a las nuevas circunstancias, no sólo árabes, sino internacionales.

Ese mínimo de consenso para cualquier otra acción de envergadura por parte de los árabes está adquirido: todos coinciden en reafirmar la legitimidad histórica de los derechos del pueblo palestino. Apoyar esta política es misión esencial de la Liga Arabe. Todos coinciden en que hay que ir hacia una. estrategia árabe común, que vaya aproximando a los países árabes a la integración económica. Todos coinciden en que debe. haber solídaridad con las causas nacíonales de Africa, y, en, estos últimos tiempos, un acercamiento a América Latina. Por ello, los organismos regionales de la Liga Arabe, como el Banco para el Desarrollo Económico de Africa, el Fondo Arabe para el Desarrollo Económico y Social, la Organización de Paises Arabes Exportadores de Petróleo, el Fondo Monetario Arabe, Organización Arabe para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Organización Arabe del Trabajo, eicétera, están empeñados en esa obra de civilización, que es la de acercar a los pueblos árabes, y a éstos, con los del Tercer Mundo, Europa, Asia y América.

Las dos últimas conferencias cumbre árabes, Bagdad y Túnez, han puesto los fundamentos de la dinámica moderna de la Liga Arabe: hacer frente a los acuerdos de Camp David y al tratado bilateral egipcio-israelí, con lo cual se refuerza la lucha en favor del pueblo de Palestina; la decisión de avanzar hacia una estrategia económica árabe unificado, y finalmente una mayor apertura hacia los pueblos del Tercer Mundo, con vistas a instaurar ese nuevo orden económico.

Hoy, para resumir, la Liga Arabe se encuentra ante un proyecto de civilización que quiere ser continuidad y proyecto en perspectiva, y no sólo, como así ha sido hasta ahora,un programa político.

Fernando Ayape es funcionario de la Liga Arabe.

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