_
_
_
_

Un teatro con raíces en los corrales de comedia del siglo XVI

El teatro Español de Madrid, que será abierto al público nuevamente el próximo miércoles, después de que el 19 de octubre de 1975 un importante incendio destruyera el interior del mismo, tiene sus orígenes en el corral de comedias de La Pacheca, del siglo XVI. En esa época, existían cinco corrales de comedias en Madrid.Eran los corrales en aquellos tiempos, los antecesores directos de las salas que hoy conocemos como teatros. En esos corrales, triunfaban Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina... De entre los corrales madrileños destacaban especialmente dos: el de la Cruz y el de La Pacheca, surgidos ambos a instancias de dos cofradías, las de la Pasión y la Soledad.

En 1574, un comediante y titiritero italiano, Alberto Ganasa, alquiló el corral de La Pacheca para ofrecer en él su espectáculo de juego de manos y volatines. Pero el ingenioso Ganasa pensó que el sol madrileño de primeras horas de la tarde -las funciones comenzaban a las dos de la tarde-, quitaría público a su espectáculo. Para evitarlo, no se le ocurrió otra cosa más que cubrir el corral en parte con un techo, y el resto con una lona.. De esta forma, el corral de La Pacheca se convirtió en el primer teatro cubierto de Europa, sólo seguido, veinticinco años después, por el por Fortune, de Londres.

Más información
El teatro Español, uno de los más modernos de Europa después de su reconstrucción

Su preponderancia teatral y, consecuentemente, económica, le permitió a la cofradía de la Pasión, propietaria del corral de La Pacheca, comprar unos terrenos colindantes con el mismo, propiedad del médico personal de Felipe II, el doctor Alabe. En ese solar, la cofradía construyó, a principios del siglo XVII, su nuevo y magnificente local: el teatro del Príncipe, que habría de convertirse, ya en 1845, en el teatro Español.

La villa de Madrid, a cuya propiedad había pasado el teatro en 1660, decidió, 25 años más tarde construir un nuevo teatro en el mismo solar. Fue el arquitecto Sachetti, el mismo del Palacio Real, el encargado de dibujar los planos del nuevo coliseo. Ese primer teatro de nueva planta fue totalmente destruido por un incendio en 1802.

La magnificencia del diseño de Sachetti hubo de ser superada por Juan de Villanueva, a quien le fue encargado por el Ayuntamiento el proyecto del nuevo teatro. La idea de Villanueva consistió, fundamentalmente, en la ampliación del escenario, lo que exigió la compra de una casa de la calle del Lobo -hoy de Echegaray- y la instalación de un aposento o palco para el Príncipe de la Paz. A la caída de Godoy, el aposento en cuestión se convirtió en el palco regio. Las obras del nuevo teatro costaron millón y medio de reales y fueron concluidas en 1807.

En 1845, el arquitecto Sánchez-Pescador realizó unas obras de reforma de la fachada, que condujeron a que el ministro conde de San Luis, decidiera el cambio de denominación del teatro y pasara a llamarse Español.

El momento más cercano a su desaparición puede que lo pasara el ya teatro Español en 1868, cuando la Comisión de Espectáculos de la revolución decidió su venta, dado el mal estado, informe corroborado, en 1884, por los arquitectos Colubí y Velasco, quienes declaraban el edificio en ruinas. Sin embargo, su demolición no llegó a realizarse Y, diez años después, unas obras de consolidación, dirigidas por el arquitecto Urioste, le daban definitiva vida.

Tras varias reformas y diversas etapas en su historia, llegarnos al 19 de octubre de 1975, fecha en la que el teatro Español ardió en su totalidad. El fuego se inició en el escenario y rápidamente fue pasando de una a otra dependencia del teatro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_