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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Saludo al Partido Radical

Luis Gómez Llorente, ex compañero y amigo, ha dedicado un saludo al aún nonato Partido Radical de España, en EL PAIS del pasado jueves, día 3 de abril. Tengo que agradecer a este admirable intelectual y político su iniciativa. Es espectacularmente valiosa, aunque no haya sido el primero en exponer públicamente la necesidad de hacer presente esta fuerza política. En un país como el nuestro, movido por antagonismos, donde la tolerancia es una virtud rara, los moderados no pueden dejar de sentir el temor de la incomprensión o del acoso de los maniqueístas de uno u otro lado.La intervención de Luis Gómez Llorente tiene la facultad de desembarazar de este complejo a muchos ciudadanos que, sintiendo lo inevitable de una acción equilibrada y progresista, sin polarizaciones ni hipotecas históricas, permanecen silenciosos y resignados. Uno la modestísima voz de un joven universitario y empresario inquieto a la muy sobresaliente del diputado asturiano para saludar este próximo alumbramiento que institucionalice un movimiento latente en la sociedad española y que ninguna otra fuerza política parlamentaria representa.

Entre la inhibición, más o menos activa, de la izquierda y la soterrada beligerancia de la derecha, permanece un importante colectivo de ciudadanos, que, llenos de estupor, deducen un desenlace dramático. Son gentes que aceptarían el compromiso de incorporarse a un movimiento que revitalice nuestra aburrida y confusa vida política. Ciudadanos dispuestos a prestar su apoyo y su voto a un partido que en nuestra concreta situación política significaría hacer posible la democracia y un programa que saque al país de la fosa en la que lo ha sumido el desempleo, la crisis del Estado franquista, el hundimiento de los sectores económicos básicos, la apatía y la desmoralización...

Es urgente que una fuerza política de esta índole actúe como elemento compensador entre la proclividad a la derechización de un partido gobernante y la incoherente actuación de una izquierda que se ve en la necesidad de hacer una política socialdemócrata, en ausencia de otra fuerza política que esté dispuesta a hacerla. Estamos asistiendo, pues, a la ficción de tener en el Gobierno un partido de derechas, al que las derechas frecuentemente califican de vendido a la izquierda y, a su vez, unos partidos de izquierda a los que sus bases militantes y electorales califican de derechistas.

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Justo es el saludo al nacimiento de una nueva fuerza política que tenga su base en un amplio segmento de la ciudadanía moderada, demócrata y progresista, culta y europeísta, que tiene como cualidades distintivas la de un mayor aprecio de la eficacia sobre la retórica, la de orientarse más por las variables económicas y sociales que por las mixtificaciones ideológicas, la de practicar una sana secularización por encima del abstruso confesionalismo imperante, la de la independencia de criterio por encima de los grandes grupos de presión económicos, políticos y sociales.

Por fin, y a diferencia de las otras experiencias regeneracionistas del pasado, creo que es una hipótesis fácilmente verificable que el núcleo del futuro partido radical (por llamarlo de alguna manera), lo constituirán jóvenes: profesionales, funcionarios, empresarios o cuadros de empresa, profesores con métodos de análisis, decisión y gestión mucho más próximos a la realidad circundante. Y parafraseando a Luis Gómez Llorente, habría que decirles, atrévanse, por favor, que vale la pena correr el riesgo.

Lo que añade una nota de preocupación a este proyecto optimista es el retraso en la definición del mismo, según parece, debido a «especulaciones teoréticas». Por ello, en espera de que los grandes gestores de esta idea nos pidan nuestra adhesión, movido por la única razón de ganar tiempo y sin el menor propósito de protagonismo, pediría a cuantos se hallen interesados en tan atractivo proyecto, se comuniquen conmigo. Sería sumamente grato tener la posibilidad de dialogar y cambiar opiniones al respecto, creando un grupo para ello.

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