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La "cumbre" de Lusaka adopta una línea pragmática hacia Suráfrica

Los nueve Estados que conforman el Africa austral negra han acordado una serie de medidas económicas destinadas a fomentar una mayor cooperación entre los países de la zona, pero han fracasado en su intento de formar un frente económico común contra Suráfrica.La línea pragmática defendida por el presidente de Zambia, Kenneth Kaunda, y el nuevo primer ministro de Zimbabue, Robert Mugabe, en el sentido de que la economía y las relaciones económicas deben ser separadas de la política, se ha impuesto en toda la regla en la cumbre celebrada en Lusaka a instancias del presidente zambio.

La cumbre fue convocada hace tiempo por el presidente Kaunda como una respuesta del Africa austral negra a los intentos surafricanos de crear un mercado común de países satélites, basado en la riqueza y el poderío de la economía de Pretoria. En este sentido, la reunión sé ha apuntado un tanto: los Estados negros prefieren intentar salir de su caos económico actual por sus propios medios y a través de acuerdos económicos internacionales que ligando sus economías a la surafricana.

De los nueve países participantes en la conferencia, siete dependen de Suráfrica para sus exportaciones al exterior y para la importación de sus productos alimenticios, principalmente el maíz, base de la alimentación de sus poblaciones. Son éstos: Zambia, Botsuana, Malaui, Suazilandia, Lesoto, Zimbabue y Mozambique. Los otros dos, Angola y Tanzania, con una dependencia nula de la economía surafricana, eran los más agresivos y dispuestos a apoyar la ruptura total de las relaciones económicas con Africa del Sur.

La decisión más importante de la conferencia se refiere al establecimiento de una red de comunicaciones entre los nueve países negros que derive las exportaciones actualmente canalizadas a través de Suráfrica, hacia los puertos mozambiqueños del Indico, principalmente Beira.

Esa red ferroviaria y de carreteras pasa por Zimbabue y de ahí el papel decisivo que ha jugado la aceptación del plan por parte de Robert Mugabe, uno de los partidarios de continuar el statu quo económico con Suráfrica, sin perjuicio de seguir con la condena política del apartheid en los foros internacionales.

La cumbre acordó, igualmente, un plan alimentario común, programas de desarrollo industrial a escala regional y el adiestramiento de las fuerzas laborales de los respectivos países.

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