Egipto pide que Jerusalén oriental sea la futura sede del Gobierno palestino

Israel ha calificado de «muy grave» la resolución votada el martes por el Parlamento egipcio, en la que se pide que Jerusalén oriental sea la futura sede de un Gobierno palestino. Después de las primeras y violentas reacciones, el portavoz del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores se esforzó ayer en quitar importancia a la resolución aprobada en El Cairo.

Sin embargo, esta resolución del Parlamento egipcio ha chocado a la opinión pública israelí que, aunque no apruebe la anexión de la parte árabe de Jerusalén, se ha declarado irritada e indignada por algunos aspectos de la resolución, como un párrafo en el que se afirma, «que hay que asegurar a todo hombre libre, sin discriminación o restricciones, el acceso a los lugares santos de Jerusalén».Los expertos israelíes opinan que, autorizando a la Asamblea Nacional egipcia a votar una resolución «dura», Sadat persigue un doble objetivo: quiere dramatizar el actual bloqueo de las negociaciones sobre la autonomía palestina, de cara a la próxima cumbre de Washington, al tiempo que deja abierta una válvula de seguridad que permite canalizar la creciente oposición a la política, del Gobierno egipcio.

Este último aspecto ha sido especialmente subrayado por los analistas israelíes, que señalan un recrudecimiento de la oposición interna a Sadat. Esta se manifiesta a través de un incremento de la agitación de los fanáticos integristas musulmanes en las universidades y en torno a las mezquitas y por un clima social muy tenso.

Si, como es de esperar, la cumbre con Carter fracasa, los expertos israelíes temen un endurecimiento dramático de la política exterior de Sadat. Este podría traducirse por una congelación de la «normalización» entre ambos países y una interrupción de los intercambios turísticos y comerciales.

En opinión de gran número de «egiptólogos», la resolución del Parlamento egipcio prepara en realidad a la opinión pública egipcia a un cambio espectacular de política.