Los centristas de Lugo atacan a la UCD estatal
Por si fueran pocas las preocupaciones que acucian a la dirección central de UCD, dentro de sus propias filas asoma ahora en Galicia el comienzo de una actitud crítica cuyo fuego fue roto ayer por los hombres de Antonio Rosón, en Lugo, con una declaración oficial del comité ejecutivo de dicha provincia en la que empiezan a cantarse las cuarenta por el atraso que lleva el proceso autonómico gallego.«El tema de la autonomía de Galicia», señala dicha declaración, «está rodeado de silencio. Para la actividad pública ha desaparecido el comentario político sin reclamaciones. Se advierte que la demora en la fijación de la fecha para la celebración del referéndum está causando atonía y deterioro, agravando el desencanto por nuestra condición de pueblo periférico marginado, según costumbre.»
La UCD lucense abre claraniente una puerta al replanteamiento de las posiciones sustentadas hasta ahora en materia autonómica. Después de señalar que el acontecer político derivado de los procesos legislativos en marcha y de los sucesos políticos del País Vasco y Cataluña alteró últimamente las circunstancias, afirma decididamente que «este cambio, contemplado con realismo, hace posible la reconsideración de posiciones legítimamente adoptadas en tiempo anterior por las diversas fuerzas políticas en tomo al Estatuto».
El texto puntualiza más todavía al decir que «esta observación se ve alentada por la consideración de que el propio Estatuto que salió de la Comisión Constitucional es susceptible de ensancharse por los cauces constitucionales y nada impide que la sociedad gallega y sus partidos políticos lleguen a compromisos concretos e innovadores abiertos al genuino desarrollo de la autonomía».
El citado organismo político dice no eludir responsabilidades que ha de compartir con sus homólogos de las demás provincias y señala «como culpa grave la demora que viene produciéndose en relación con la constitución formal del comité regional del partido, cuya necesidad nos oprime y apura, si queremos contar con capacidad de negociación y de gestión de cara al referéndum y a los demás problemas de Galicia». El grupo de Antonio Rosón deja bien claro que «la estructura del partido tiene que ser autónoma y estar abierta a dichas posibilidades, única manera de hacer útil y fecunda la participación de UCD en la colectividad gallega».
Para terminar, la UCD lucense emplaza al Gobierno a reiterar «la necesidad de que la acción del Estado y demás entes públicos se emplee en Galicia, sin protagonismo individual, con la misma urgencia y en igual medida que la anunciada para otras regiones, teniendo en cuenta, dentro del carácter homogéneo del país gallego, los desequilibrios y carencias de sus zonas más déprimidas».
Según todos los indicios, este no es más que el primer paso que indica que por lo menos un sector amplio de la UCD gallega se apresta a recordarle a su partido que Galícia se va quedando como la única zona en la que el electorado le es todavía mayoritariamente fiel, y que a cambio, aunque sólo sea para mantener la situación, los gallegos acabarán reclamando hechos concretos.
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