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El voto, un arma para arrinconar a los desencantadores

«( ... ) Abstenerse de votar no es únicamente negar de entrada la participación en el primer paso del nuevo Parlamento de Cataluña. Es abstenerse de opinar sobre cosas tan concretas e inmediatas como el signo de la salida de la crisis. Sobre por dónde han de ir los tiros para que se acabe la tragedia del paro creciente, del seguro de desempleo que no alcanza a miles y miles de familias sin ingresos; es callar ante lo que pueda pasar en el futuro con la seguridad ciudadana, es pasar ante el modelo de medidas que puedan emprenderse para reactivar la vida industrial y comercial, es no definirse sobre el grado y los límites del nacionalismo de nuestra vida inmediata y sobre la flexibilidad en el uso de las dos lenguas oficiales, es cerrar los ojos ante los condicionantes resultados de la reciente votación sobre el modelo de enseñanza.No es que la Generalidad que va a constituirse vaya a estar dotada de una varita mágica para resolver esos y los demás problemas. Pero, sin duda, tendrá un signo político, un tipo de receta, y en eso sí que las opciones que tiene el elector son diferenciables. ( ... )»

19 de marzo

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