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Los políticos italianos, preocupados por el consumo de droga

Juan Arias

El ministro de Sanidad, Renato Altíssimo, acaba de presentar al Parlamento una relación dramática sobre el problema de la droga en este país. El ministro ha hablado lógicamente sólo de cifras oficiales y controladas. En 1979, por ejemplo, los casos registrados de toxicodependientes ha sido de once mil, pero lo más grave es que el fenómeno va creciendo alarmantemente.En dos años la cifra se ha duplicado, según indicó el ministro. Actualmente hay hospitalizadas por motivos de droga 19.000 personas con diagnosis crónica, mientras se calcula en 46.000 las que se hospitalizan casualmente. En lo que se refiere a la muerte por droga, las cifras son también exactas porque se refieren sólo a las defunciones en cuyo certificado se afirma explícitamente que la causa ha sido la droga. El ministro ha afirmado que en el año pasado, en Italia, han muerto por este motivo 129 personas, más del doble de 1978.

El 90% de estas víctimas son jóvenes de edad comprendida entre dieciocho y veinticinco años, y sólo un 10% son adultos. De la totalidad de los drogados, las rnujeres constituyen sólo el 15%. De los 65.000 individuos que giran alrededor de la droga llamada pesada, en Italia, se calcula que 5.000 son vendedores al mismo tiempo que consumidores.

La mayor parte de los políticos que intervinieron en el debate, después de la relación del ministro Altissimo, pusieron de relieve que estas cifras oficiales están muy por debajo de las cifras reales.

Por lo que se refiere a los remedios pedidos por la clase política, existe en Italia gran diversidad de opiniones. Todos se lamentan de la casi inexistencia de estructuras para afrontar un problema que se hace cada día más grave, pero pocos son los que estuvieron de acuerdo con la propuesta del ministro de que el Estado ofrecía gratis a los toxicodependientes graves la heroína en los hospitales para evitar que estos jóvenes caigan en manos de los vendedores sin escrúpulos o que se convierten ellos mismos en comerciantes de la droga.

Los radicales siguen pidiendo que se legalicen las llamadas drogas ligeras, como la marihuana, para poder afrontar con una política seria el problema de las verdaderas drogas, y han pedido que se revise toda la legislación antidroga.

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