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El programa de actuación inmediata de Chamartín propone la recuperación cívica del antiguo pueblo

El rescate de lo que antiguamente constituyó el núcleo urbano del pueblo de Chamartin es uno de los objetivos -posiblemente, el más popular- que persiguen las propuestas que el equipo encargado de la redacción del PAI (Programa de Actuación Inmediata) de Chamartín presentará próximamente a Coplaco. El resultado de su trabajo de los últimos meses será presentado mañana, a las siete y media de la tarde, en la sede de la junta municipal del distrito, en el número 54 de la calle de Puerto Rico.

Hoy por hoy, pocas son las personas que saben con exactitud dónde se ubicaba el pueblo de Chamartín. Saben, eso sí, de la existencia de un distrito -muchos dirán de un barrio- que está hacia el Norte, «hacia las zonas ricas de la ciudad». Tendrán doble razón; primero, por la no existencia -por la desaparición, mejor- de lo que constituía el núcleo urbano de ese antiguo pueblo que permanecía en las cercanías de la ciudad y, con él, de todo su espíritu que, por el contrario, conservan otros pueblos en sus mismas circunstancias. Segundo, porque Chamartín, tal como ha quedado ahora, con su forma de jamón alargado de Norte a Sur, constituye una de las zonas residenciales de alto standing de la ciudad. «La zona de Generalísimo», le llaman muchos.Pero lo cierto es que todavía queda algo de lo que Chamartín tuvo un día de pueblo de los alrededores de la capital. Ese algo está configurado por los escasos tres edificios que se sitúan en lo que hoy se denomina plaza de los Duques de Pastrana. Dos de ellos son aún de cuando Chamartín era un núcleo urbano de la menor entidad; el tercero es el ejemplo de lo que puede pasar con un suelo en el momento en que empieza a subir de valor. En uno de los dos edificios que todavía se conservan como muestra del antiguo pueblo estaba hasta no hace mucho el puesto de la Guardia Civil. Un atentado con una bomba pudo haber sido la causa indirecta de que desapareciera.

Muy cerca de lo que es ese núcleo central del antiguo pueblo de Chamartín se puede ver todavía -aunque en muy mal estado de conservación- el que fuera palacio de los duques de Pastrana. Los duques en cuestión eran algo así como los dueños honorarios del pueblo. Y aún hoy les añora la plaza que sirve de eje central a los recuerdos de un antiguo casco urbano que ya se fue. Pero el palacio en el que vivieran -hoy monumento nacional- merece ser conservado. Para ello, precisa de una restauración a fondo.

Por detrás de ese palacio de los duques de Pastrana se levanta el edificio de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), que podría verse continuado, en su belleza arquitectónica, al otro lado del paseo de La Habana. Sin embargo, esa prolongación podría ser realizada en terrenos hoy públicos. Entre el edificio hoy existente y su posible prolongación futura. está el propio paseo de La Habana, que podría convertirse en zona peatonal, siempre y cuando la circulación que hoy discurre, muy aminorada, por él tuviera una salida natural hacia la calle de Mateo Inurria.

La parroquia de San Miguel Arcángel -un monumento barroco del siglo XVIII- supondría, de alguna forma, la prolongación de todo ese núcleo del antiguo Chamartín hacia el Norte, que se vería completado con los jardines de José Antonio, un parque municipal con reminiscencias falangistas, perfectamente cuidado- hay quien dice que mimado-, al que los extraños entresijos del poder mantiene cerrado para el ciudadano de a pie.

El gran centro de las comunica ciones ferroviarias que Renfe pla nificó para esta ciudad hace unos cuantos años está dentro de lo que hoy es el distrito de Chamartín: la estación que lleva su nombre fue ideada, en su día, como el centro que debía absorber todo el tráfico que tenía como punto de origen o destino las estaciones de Príncipe Pío -Norte- y Atocha. Aunque planificaciones posteriores dejaron a la estación de Chamartín como un núcleo de menor entidad, hoy por hoy sigue constituyendo algo así como el centro del distrito.

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Por debajo de las vías de la estación, cruza un túnel que ha de unir, en el futuro, la avenida de Pío XII con el lateral izquierdo de la prolongación del paseo de la Castellana. Ese túnel prolongación que se supone. de la avenida de Pío XII, habrá de dar servicio circulatorio de Este a Oeste a todo el tráfico que provenga bien de la propia avenida de Pío XIl-M-30 -por el Este-, como de la Castellana -por el Oeste- De la misma forma que lo que ocurre con el paseo de La Habana con respecto a la Castellana, esa prolongación transversal de Pío XII servirá para reducir al máximo el tráfico que hoy utiliza la calle de Mateo Inurria.

Esa calle, descargada de la afluencia circulatoria que sufre hoy en día, podría convertirse en un bulevar, que sirviera de nexo de unión entre el Oeste -la plaza de Castilla- y el Este -la M-30-. Ese nexo, además, daría consistencia a todo el conjunto expuesto hasta ahora: recuperación de la plaza de los Duques de Pastrana como centro del antiguo pueblo, conservación del palacio de los duques, armonización arquitectónica -con corte del paseo de La Habana- del conjunto de la ONCE, conservación de la parroquia de San Miguel Arcángel, apertura al público de los jardines de José Antonio y conversión de la calle de Mateo Inurria en un bulevar por el que pudieran pasear los madrileños.

Todo ese eje de recuperación urbanística de Chamartín parte, precisamente, de la estación ferroviaria: frente a ella -y como forma de habilitar un acceso peatonal a la misma-, el Plan Parcial de Chamartín preveía una gran plaza que, ahora, replantea el PAI, si bien con la creación de una zona comercial que sería, indirectamente, la encargada de darle vida a ese entorno.

Junto con esa recuperación urbana del antiguo Chamartín, el equipo que ha redactado el PAl propone muchas otras cosas: un análisis exhaustivo de los polígonos que constituyen la avenida de La Paz, por si en ellos pudierar haberse dado irregularidades urbanísticas como las sufridas por el polígono 20; un programa de rea lojo de las trescientas familias que actualmente, viven en condicione precarias dentro del distrito; la potenciación del transporte colectivo el detrimento del privado y el salvamento de las instituciones escolares que, en aras de la especulación, corren el riesgo de ser demolidas. Todos estos proyectos y todo los que afectan al distrito serán sometidos a la opinión ciudadana e la exposición que mañana se inaugura en la sede de la junta municipal de Chamartín.

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