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REFERÉNDUM ANDALUZ

Aumenta el respaldo a la izquierda y disminuye el del centro y la derecha

Una primera lectura política de los resultados del referéndum en Andalucía muestra el crecimiento del voto de izquierda y nacionalista, así como de la extrema derecha, junto con la disminución del respaldo a las formaciones de centro-derecha en dicha región. A falta de encuestas sobre motivación del voto, no parece exagerado afirmar que el espectro político andaluz tiende a radicalizarse. El electorado de UCD se ha dividido, quizá desconcertado por la sucesión de recomendaciones -primero, la abstención; después, el voto en blanco-, y es probable que los votantes de Coalición Democrática se hayan repartido entre el no y la abstención.

Dato político relevante es la quiebra de la abstención en varias provincias, con una participación media del 64% del censo en el conjunto de Andalucía. Esta cifra, inferior en cinco puntos a las elecciones generales de 1979, supone una recuperación considerable del interés por la participación política, después de lo ocurrido en las elecciones municipales del 3 de abril, en que la participación había alcanzado un descenso récord.Esta quiebra de la abstención no ha sido uniforme; continúa el ascenso de la misma en Almería, Granada y Jaén, en relación con anteriores consultas. Pero el dato global de Andalucía no puede ser más desfavorable para las tesis del Gobierno, al que el electorado no ha seguido en la recomendación abstencionista. A última hora fue cambiada esta última -«Si vas a votar, vota en blanco», decía la propaganda centrista en la recta final de la campaña-, lo cual no disculpa al Gobierno del fracaso en la política antiparticipación adoptada para este referéndum.

Ocurre, asimismo, que el porcentaje medio de votos sí ha sobrepasado el 55% del censo total de Andalucía. La mayoría del electorado andaluz ha aprobado el referéndum del 28 de febrero, y, por tanto, se ha pronunciado en favor del artículo 151 de la Constitución; pero de nada vale este dato, a efectos prácticos, porque la propia Constitución exige mitad más uno del censo de cada provincia. No sirve que la mayoría de los andaluces esté a favor del rápido acceso a la autonomía, porque jiennenses y almerienses no han llegado a la mayoría absoluta de sus respectivos censos, requerida para la validez de la votación.

Resulta curioso que la manifestación de voluntad autonómica en Andalucía haya sobrepasado, incluso, el porcentaje de votos afirmativos a los estatutos vasco v catalán, registrados en los correspondientes referendos de octubre de 1979.

Evolución del voto

El segundo dato importante son las variaciones en el respaldo popular a las diferentes formaciones políticas, o mejor dicho, las novedades que se han producido en la amplitud y disminución de las franjas sociológicas del electorado, que convencionalmente denominamos extrema derecha, centro-derecha, izquierda y sector específicamente nacionalista. Es cierto que no deben compararse automáticamente los resultados de consultas tan distintas como unas elecciones generales y un. referéndum; pero tampoco es inexacto observar la evolución de las tendencias de voto, ya que los partidos han identificado claramente sus campañas en uno u otro sentido.Provisionalmente pueden extraerse las siguientes conclusiones:

-Hay una evidente radicalización del electorado andaluz, tanto hacia la izquierda como hacia la extrema derecha, aunque las dimensiones de cada uno de estos bloques sigue siendo muy distinta.

-La franja centro-derecha continúa debilitándose, lo cual confirma la evolución dibujada a lo largo de las últimas consultas, y sobre todo en el doble proceso electoral de 1979.

Posibles comparaciones

No hay dudas sobre el incremento del respaldo a la izquierda y al nacionalismo en Andalucía, a la vista de los resultados. Lo que el referéndum no puede determinar es cuánto ha subido cada uno de los partidos; sin una encuesta de actitudes políticas y de motivación de voto, sería especulativa cualquier afirmación sobre la parte que corresponde a cada fuerza. Pero el dato incontrovertible es que el centro izquierda y la izquierda, representados el 28 de febrero por el sentimiento autonómico, han avanzado respecto a lo que fue su voto en las pasadas elecciones generales.

incremento de la extrema derecha

La radicalización se traduce también en un aumento del voto de extrema derecha. No se puede garantizar que los partidos del voto negativo en este referéndum respalden a Unión Nacional (Fuerza Nueva y Falange Española) en unas elecciones políticas, pero la campaña de la extrema derecha ha estado volcada al no, por lo cual es probable que una parte del electorado de derecha haya aceptado las tesis de Fuerza Nueva o Falange. Esto parece un aviso sobre la dirección en que se camina. Posiblemente, una parte del electorado de Coalición Democrática ha preferido votar no en lugar de abstenerse, contra la recomendación de su partido.En consecuencia, hay una mayor debilidad de la franja centro derecha, es decir, del electorado de Coalición Democrática y de Unión de Centro. Puesto que la abstención de este año se ha mantenido ligeramente más alta que en las elecciones generales de 1979, no hay más que dos conclusiones posibles: o el «sector Clavero» ha diezmado a la UCD, o ésta ha cedido terreno en beneficio de las posiciones autonomistas por la vía propugnada por la izquierda. En uno u otro caso -ambas cuestiones pueden ser ciertas y complementarias- el partido del Gobierno ha perdido respaldo en Andalucía.

Finalmente, hay que destacar los resultados de la provincia de Sevilla, donde la participación electoral ha superado incluso. la de las elecciones generales del 1 de marzo de 1979 y la del referéndum constitucional de 1978. El tirón autonomista en esta provincia ha sacado de la apatía política a muchos abstencionistas de la provincia, que reúne más de la quinta parte del electorado andaluz.

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