Derrick Morris,

de 49 años, se levantó ayer con un nuevo corazón, el de una mujer de veintiséis años muerta como consecuencia de heridas recibidas en la cabeza. Morris es el último paciente al que se ha trasplantado con éxito un corazón en Gran Bretaña, y al séptimo al que se realiza tal operación en el último año. De éstos, todos menos dos hacen hoy una vida normal. La práctica de trasplantes de corazón ha experimentado en Gran Bretaña un notable avance en estos años. Hay quien todavía no olvida que los cuatro primeros pacientes intervenidos, entre 1968 y 1973, murieron antes de tres meses de pasada la operación. La falta de resultados positivos desanimó a los especialistas y al Gobierno, que desaconsejó la práctica de trasplantes, pero el año pasado, con técnicas más avanzadas, se reanudaron las intervenciones. Entre los adelantos introducidos en Gran Bretaña de la mano del cirujano Terence English, figura el del profesor de California Norman Shumway, quien ha utilizado un procedimiento para evitar el rechazo, que consiste en implantar una diminuta pieza en el tejido del nuevo corazón para facilitar el correcto empleo de medicamentos, como los asteroides, que detienen el efecto del rechazo.