Múltiples irregularidades urbanísticas en el polígono 20 de la Avenida de La Paz
Varias irregularidades urbanísticas han sido detectadas por el equipo técnico que está redactando el Programa de Acción Inmediata (PAI) de Chamartín, en el polígono veinte de la avenida de La Paz (M-30). Las irregularidades en cuestión, la más grave de las cuales consiste en la adjudicación a particulares del volumen de edificabilidad que pudiera corresponder a suelo de uso público, podrían porporcionar un beneficio suplementario a los propietarios de los terrenos de más de mil millones de pesetas. Gerencia Municipal de Urbanismo ha constituido un equipo que se encargará de investigar todos los polígonos urbanísticos de la avenida de La Paz.
El polígono veinte está construido por 308.332 metros cuadrados de terreno, en un triángulo formado por las calles de Corazón de María, avenida de América y la propia avenida de La Paz. La propiedad de ese terreno corresponde a una junta de compensación que está formada mayoritariamente por Inmobiliaria Bilbao -dependiente del Banco de Bilbao-, Banco Urquijo, edificios Cuzco, Siemens, Construcciones Fábrega y Perlofil-La Seda de Barcelona. Forman parte también de la citada junta, la empresa Orientación, Joaquín del Soto, la familia Cavanilles, Construcciones Alarfe, Cudilleros, Financiera Vasco-Navarra y la Comisión de Planeaffliento y Coordinación del Area Metropolitana (Coplaco).En esos más de 300.000 metros cuadrados -y observando el plano del terreno-, lo primero que se distingue es que una parte sustancial del mismo ha sido eliminada. Se trata de la colonia Ibarrondo y el Jardín de la Rosa. Da la casualidad de que ambos barrios, que están integrados geográficamente dentro del polígono, se encuentran ya absolutamente consolidados y no son susceptibles de ningún tipo de reordenamiento urbanístico. Es por ello por lo que los promotores de la construcción del polígono veinte han eliminado ambas colonias del estudio de detalle que fue presentado ante Gerencia Municipal de Urbanismo para conseguir de este organismo la correspondiente aprobación.
Sin embargo, la subdivisión del polígono que ello supone, no se ha ajustado, en modo alguno, a la normativa vigente, ya que, para conseguir esa segregación habría que haber seguido una serie de pasos que, en este caso, brillan por su ausencia. Sí fueron seguidos esos pasos en una anterior división del polígono veinte, zona que hoy alberga, como más destacado, el edificio de Torres Blancas.
Pero el hecho de eliminar de un polígono a construir una parte del mismo, por la sencilla razón de que ya está construida, es lo de menos. Lo de más, sin embargo, podría ser el hecho de declarar una superficie superior a la existente con el fin de conseguir un mayor volumen de construcción. La diferencia entre la realidad y lo declarado por lajunta de compensación -10.824 metros cuadrados- ya supone, por sí solo, un beneficio que podría ser calculado, grosso modo, en torno a los 160 millones de pesetas.
Pero además resulta que, según el estudio de detalle presentado por la junta de compensación -lo que equivale, legalmente, a un plan parcial en toda regla- se contabiliza como si fuera suelo propiedad de la junta el que debe ser cedido para viales dentro del polígono. La superficie correspondiente a esas calles es de 55.728 metros cuadrados, a los que se les aplica el coeficiente de construcción previsto para toda la avenida de La Paz (1,18 metros cuadrados por metro cuadrado), con lo que resulta que es posible construir en ellos un total de 75.262 metros cuadrados. Eso quiere decir que se computa como edificable la zona de víales y ese volumen se añade a los edificios del polígono, lo que traducido a pesetas, de acuerdo con los precios actuales del mercado, puede suponer -a 20.000 pesetas cada metro cuadrado- unos 1.500 millones de pesetas de beneficio añadido.
Podría ser discutible si el suelo destinado a calles dentro de un polígono debe ser contabilizado para construir o no. Pero de lo que no puede caber duda es de que, en el caso de que fuera contabilizado, quien debería absorber el volumen de construcción sería su propietario -esto es, el Ayuntamiento-, pero en ningún caso el promotor.
Además, en el estudio de detalle se contempla un cálculo de superficies que considera que la mitad de la M-30 la mitad de la avenida de América y la mitad de la calle de Corazón de María son suelo construible, cosa que puede ser, al menos, muy discutible.
Aparte de esa adjudicación -cuando menos, irregular- de volumen, el estudio de detalle del polígono veinte no respeta en absoluto las cesiones de suelo para usos públicos que prevé la ley del Suelo. Aunque está previsto en el mismo el suelo que ha de ser cedidopara destinarlo, por ejemplo, a usos escolares, resulta que, en la realidad, ese suelo ha sido vendido a particulares. Los 20.000 metros cuadrados que tenían esa calificación en el estudio de detalle han sido vendidos a los padres claretianos y la Sociedad Cooperativa Limitada Familiar de Educación Madrileña, entidad ésta dependiente del Opus Dei.
Además, resulta que, aunque las licencias de construcción fueron generosamente otrogadas -sin haber confirmado previamente los datos que la junta de compensación daba-, hay un bloque en construcción que ni tan siquiera dispone de la preceptiva licencia.
En resumen: la situación en el polígono veinte es tan confusa y tan irregular que Gerencia- Municipal de Urbanismo ha llegado a pensar que esté ocurriendo algo parecido en otros polígonos de la avenida de La Paz. En función de ello, la propia Gerencia ha decidido la creación de un equipo técnico que estudie todos y cada uno de los polígonos existentes, por si en alguno de ellos pudiera darse una situación similar a la detectada en el polígono veinte por el equipo técnico del PAI de Chamartín.
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