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Aumenta la tensión en la zona de la reforma agraria portuguesa

Crece la tensión en la zona de la reforma agraria y las fuerzas de izquierda denuncian la existencia de un plan destinado a provocar la instauración del estado de sitio en la región del Alentejo.Las unidades colectivas de producción agrícolas y los sindicatos de trabajadores agrícolas, de inspiración comunista, han organizado para los próximos días manifestaciones de protesta contra las más recientes operaciones de restitución de tierras, ganado y maquinaria a sus antiguos propietarios.

El Gobierno afirma que se limita a aplicar la ley de reforma agraria votada en 1977, sobre una propuesta socialista y con el apoyo del Partido Social Demócrata. Admite, sin embargo, la aceleración del ritmo de reprivatización de las tierras y el desmantelamiento de las unidades colectivas con el inicio de una «nueva fase», que consiste en la distribución de lotes separados de las cooperativas para su explotación en régimen individual. Esta medida es, efectivamente, autorizada por la ley, aunque los sindicatos subrayen que ésta ha sido utilizada hasta la fecha, exclusivamente para perjudicar las unidades colectivas, cuando faltan todavía por expropiar -según los términos de la ley- muchas decenas de millares de hectáreas.

Para las fuerzas de izquierda se trata de algo más que de la aplicación, en el campo, del programa de la coalición de centro-derecha en el poder. Responsables locales del Partido Comunista admiten la existencia de un plan preconcebido de provocaciones contra las unidades colectivas, destinado a generar incidentes que justificarían la instauración del estado de emergencia, o, al menos, una intervención de las fuerzas armadas en apoyo a la policía local.

En un editorial publicado ayer en el diario socialista Portugal Hoje, Otelo Saraiva de Carvalho se hacía eco de estos rumores, afirmando que determinadas fuerzas de derecha -civiles y militares- están empeñadas en obligar al general Ramalho Eanes a ordenar una intervención militar en el Alentejo. El regreso a las formas tradicionales de represión en la región alentejana haría perder al presidente Eanes las simpatías conquistadas en los últimos meses junto a las fuerzas de izquierda y democráticas, imposibilitando su eventual candidatura a un segundo mandato, que parece ser, de momento, la principal preocupación de la coalición en el poder.

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