Operación "nueva izquierda"
Como espectador, automarginado, de la marcha política del país, celebro que el señor García Castro, del PTE, encabece el combate contra el burocratismo y dogmatismo organizativos (EL PAIS, 16 de febrero), tradicional en los partidos marxistas, con o sin apellido leninista. Quiero suponer que este combate se hará también extensivo al logro de la libertad de crítica y tendencia, cuya negación es la causa última de esos fenómenos cuyo combate decisivo se anuncia. Lamento, sin embargo, que García Castro no haya intentado atraer a su justa causa a quienes, en algún momento, chocamos contra el muro del burocratismo, dogmatismo y despotismo entonces vigentes en su Partido del Trabajo.En la mencionada reseña de EL PAIS observo también con alegría que el «sector García Castro», del PTE propicia la síntesis. Quizá es esta la razón por la que García Castro se adelantó, hace más de año y medio, a desmantelar personalmente el frente feminista de masas (Federación de Organizaciones Feministas), respaldado en sus orígenes por el PT. La nobleza del fin justificaba, sin duda, la sordidez del método.
En estos tiempos que corren, en los que el clientelismo electoralista domina la vida política del país, no deja de ser enternecedor constatar la existencia de una formación política que se reclama de los marginados, disidentes y radicales. Aunque, a la vista de los pasados logros electorales del Partido Radical italiano, algún malintencionado pueda pensar que se trata de un nuevo intento para situar, por fin, a Eladio García Castro en el Parlamento.
