Protesta del episcopado brasileño ante el Papa
El episcopado brasileño ha protestado ante el papa Juan Pablo II porque no concede la secularización y, con ella, el permiso para casarse por la Iglesia a los sacerdotes que, en conciencia, desean abandonar el sacerdocio. La noticia la dio el viernes el experto religioso del diario radical socialista Repubblica Domenico del Río, quien publica textualmente la carta del episcopado de Brasil al papa Wojtyla y la respuesta que los obispos han recibido.
Lógicamente, la noticia ha causado gran impresión en los ambientes romanos, sobre todo porque se trata de una de las conferencias episcopales más grandes del mundo, y porque el Vaticano ya ha anunciado la visita del Papa a Brasil en julio próximo.La carta está firmada nada menos que por el presidente de la Conferencia, Ivo Lorscheiter, en nombre de los treinta obispos que forman la cumbre directiva de la Conferencia Episcopal Brasileña ".
Lorscheiter, nuevo presidente de los obispos de Brasil, es primo del famoso cardenal Lorscheiter, uno de los papables de primera fila en los dos últimos cónclaves. La carta enviada a Juan Pablo II dice así: «Beatísimo Padre: todos los obispos de Brasil han recibido una notificación de la Nunciatura Apostólica con la cual se anuncia que la Santa Sede estaba estudiando nuevas formas para los procesos de reducción al estado laical de los sacerdotes, y se afirmaba que, mientras tanto, se suspendía la presentación de nuevas peticiones. Esta circular de la Nunciatura Apostólica, y el hecho de haber bloqueado, sin respuesta, numerosas peticiones enviadas desde hace uno o dos años, preocupan a numerosos obispos y superiores religiosos. Algunos de ellos se han dirigido ya a Vuestra Santidad; otros han manifestado sus preocupaciones a la comisión representativa de la Conferencia Episcopal.
Esta ha decidido, por tanto, hacer a Su Santidad las siguientes consideraciones: muchos sacerdotes que, según las normas vigentes, han pedido la reducción al estado laical bajo el pontificado de Pablo VI, de venerada memoria, esperan uno y hasta dos años una decisión de la Santa Sede. En la espera de una dispensa que, bajo los pontificados anteriores se acostumbraba a conceder, se han alejado del ministerio sacerdotal y se encuentran en una situación ambigua. El diferir la solución durante tanto tiempo les crea una serie de dificultades de orden moral, social y económico.
La Santa Sede afirma siempre que no quiere escándalos. Pues bien, la situación actual constituye, para muchos, una ocasión de escándalo. No pocos sacerdotes, de hecho, conviven en concubinato o han contraído matrimonio civil. Si bien la concesión de la dispensa es un hecho de misericordia, se debe presumir (como lo demuestra la praxis de quince años en la Iglesia) que la petición sea acogida cuando ha sido hecha según las normas vigentes.
Existen, por otra parte, casos de nulidad de los empeños sacerdotales: cuando, por ejemplo, un candidato al sacerdocio ha sufrido una constricción o cuando por cualquier motivo no ha gozado de la necesaria libertad.
En estos casos sería una auténtica injusticia impedir que se abra el proceso o diferirlo por mucho tiempo. Por eso, pedimos que sean examinados y definidos los procesos de los sacerdotes que han pedido la reducción al estado laical.»
Esta carta de los obispos brasileños, firmada por el presidente de la Conferencia Episcopal, Ivo Lorscheiter, no ha sido respondida, directamente por el Papa. Lo hizo, en su nombre, el secretario de Estado, cardenal Casaroli, con estas lacónicas palabras: «Señor obispo, su carta enviada al Sumo Pontífice en su calidad de presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños, ha llegado a su destino.»
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