Leasing y la policía
Somos un matrimonio inglés, de vacaciones en España, que en la noche del jueves estábamos en una cafetería de Madrid. Había unas cuarenta o cincuenta personas, que tranquilamente charlaban y consumían, cuando de repente entraron varios policías, que, con mucha violencia, empezaron a expulsar a la gente del local. Los golpes con porras y fusiles y las patadas se sucedían sin parar. Mi mujer y yo, aterrorizados, nos quedamos quietos, esperando el momento en que empezarían a golpearnos, pero un policía se nos acercó y nos dijo: «A ustedes, no; no se preocupen.» Quedamos en la cafetería unas ocho o diez personas, que pensamos que por nuestra edad no nos golpearon.Aún no repuestos del susto, preguntamos si la policía, sin orden judicial, podía entrar con esos modos a un sitio público. Las respuestas de los presentes me hicieron pensar en una apreciación que un compatriota mío, Leasing, hizo en un libro escrito en 1928: «España es el único país de Europa en el que la gente honrada teme a su policía. Ello es debido a que son militares quienes la entrenan y, por tanto, les entrenan para enfrentarse al enemigo y no a personas civiles.»
Con tristeza pensé que, más de cincuenta años después, esta apreciación sigue vigente, pues el odio reflejado en la cara de los policías y la saña de los golpes así lo indicaban.
Pensamos que por parte de la autoridades de este país tendrían que adoptarse las medidas necesarias para cambiar la situación, si de verdad desean que exista paz y concordia; es decir, democracia. Así lo esperamos los extranjeros, que vemos con satisfacción la nueva situación por la que atraviesa España.
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