Los carnavales, una tradición madrileña del siglo XVI
Julio Caro Baroja, escritor; Lauro Olmo, dramaturgo; Federico Carlos Sainz de Robles, cronista de la villa; Julio Álvarez, pintor, y Gerardo Páez, componente del grupo Cuatro Gatos, participaron el pasado jueves en una mesa redonda que abría el programa establecido por el Ayuntamiento para celebrar los carnavales de 1980. Presentó el acto el concejal de Cultura, Enrique Moral, y estuvo en la mesa el concejal de Acción Vecinal, Angel Hernández Craqui.
Enrique Moral, al introducir el coloquio, manifestó que el Ayuntamiento apoya la iniciativa de los barrios de contribuir a los festejos aprobados ya por la Corporación. Recordó que el carnaval era una tradición madrileña desde el siglo XVI y que ya en tiempos de Carlos III se comenzó a representar el miércoles de ceniza el entierro de la sardina.Tomó la palabra en primer lugar Federico Carlos Sainz de Robles, que recordó que en su época joven se celebraban en Madrid cinco tipos de carnaval: en los palacios, con gran boato, en los que participaban nobleza y burguesía; en los casinos, bastante espectaculares y solamente para las familias de los socios; en los teatros, con grandes bailes de disfraces y atracciones; los desfiles de carrozas y tribunas por distintas calles de la ciudad, y los bailes y charangas del paseo de Recoletos, donde la libertad era absoluta. Manifestó qué, a pesar de la libertad, siempre reinaba el decoro.
Caro Baroja dijo que la fiesta era una expresión de la gran cultura de los pueblos y que los festivales más famosos se celebraban en las ciudades más cultas -Milán, Madrid, Barcelona, la Roma cabeza del catolicismo- y que se remontaban a los tiempos del Renacimiento y en contra de las. obligaciones impuestas por la Iglesia. Señaló que es una fiesta con dimensiones trágicas, burlescas, satíricas, musicales. Que desde Lope de Vega hasta nuestros días se han hecho infinidad de textos que narran toda la tradición carnavalesca, que cuenta con muchísimas posibilidades al recoger las tradiciones de las fiestas clásicas de los pueblos.
Lauro Olmo habló de sus dimensiones teatrales, y propuso que en los festejos participase la banda municipal, ya que la música es uno de los principales ingredientes del carnaval. Julio Álvarez comentó que esta fiesta tiene una dimensión plástica, y citó el surrealismo y el expresionismo como ejemplos. Dijo que esta recuperación de 1980 es una experiencia que debe fomentar la creatividad y la imaginación que prepare los festivales del futuro.
Representantes vecinales que asistían al acto aportaron sugerencias para unas celebraciones en una ciudad que ha cambiado mucho y en la que además de una celebración oficial tiene que haber festejos en los barrios, gran parte de ellos poblados por gentes venidas de muy distintas partes, que pueden aportar las tradiciones de su pueblo de origen.
Por último, representantes del grupo Cuatro Gatos señalaron, tras el coloquio, su perplejidad por el cambio habido del primer programa presentado por ellos y manifestaron su pesar porque el presupuesto que inicialmente se les había asignado se había visto reducido, al tener que repartirlo entre ellos y los barrios que se habían sumado al festejo. Señalaban que los barrios debían de obtener un presupuesto aparte. En total el Ayuntamiento aporta dos millones de pesetas.
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