Los países islámicos invertirán setecientos millones en la construcción de una mezquita en Madrid
Los dieciocho países islámicos con representación diplomática en España quieren construir su mezquita en Madrid. Para ello convocaron el pasado año un concurso internacional de arquitectura -uno de los más importantes de los últimos años-, en el que han participado un total de 1.352 arquitectos de 54 países, con la presentación de 455 proyectos. El concurso será fallado en el transcurso del presente mes de febrero.
Para edificar la mezquita el Ayuntamiento cedió hace dos años una parcela de algo más de 10.000 metros cuadrados, junto a la M-30, frente al parque de las Avenidas.El pasado miércoles, una recepción en el hotel Ritz sirvió para presentar públicamente a los siete miembros del jurado que se van a encargar de decidir cuál de los proyectos presentados merece ser el que, al final, sea construido. Este jurado, presidido por el finlandés Reima Pietila, está compuesto por un español -José Antonio Corrales-, un italiano, un egipcio, un marroquí, un mexicano y un japonés, y cuenta con el asesoramiento de un representante de la Unión Internacional de Arquitectos, del arquitecto español Rafael de la Hoz y de la Gerencia Municipal de Urbanismo, esta última en lo referente a los aspectos legales de la construcción que se proyecta.
A la hora de la construcción, los promotores de la idea están dispuestos a invertir del orden de los setecientos millones de pesetas, que serán financiados, a partes iguales, por los países islámicos que tienen en España representación diplomática. La cifra calculada inicialmente fue de quinientos millones de pesetas, aunque ha sido necesario incrementarla posteriormente hasta los setecientos, cantidad que será invertida en España a través del Banco Arabe Español.
Una historia de relaciones diplomáticas
La idea de construir una mezquita en Madrid fue planteada, por primera vez, en el año 1976, por el entonces embajador de Argelia en Madrid, Mohamed Khaled Chelladi, al alcalde de la ciudad, a la sazón Juan de Arespacochaga. A partir de ese momento, comenzó una serie de conversaciones a nivel diplomático entre los países islámicos y España.En esas conversaciones se fueron concretando los que serían los puntos básicos del acuerdo final: el ayuntamiento cedería gratuitamente el uso de un terreno en el que se construyera la mezquita, como gesto de buena voluntad para futuras relaciones culturales hispano-árabes.
Así lo hizo el Ayuntamiento y Juan de Arespacochaga le entregó al Rey una carta en la que se especificaba tal cesión. El Rey, a su vez, hizo entrega de esa carta, el día 2 de junio de 1977, al príncipe heredero de Arabia Saudí, Fahel Ben Abdul Aziz.
La cesión de uso del suelo se hizo por 75 años, en el polígono 26 de la avenida de la Paz, junto al barrio de San Pascual. La parcela, de 10.465 metros cuadrados, está al lado de la que ha de convertirse en un parque público y muy cerca de otras dos parcelas que sirvieron de base de negociación con RTVE para su posible cesión, para instalar en ellas el centro de comunicaciones del próximo Mundial de Fútbol de 1982. El polígono 26 está sirviendo también para construir en él las 571 viviendas sociales con destino a los chabolistas que ocupaban los barrios de San Pascual y la Alegría.
Desde aquel momento hasta hoy, el tiempo ha transcurrido en la preparación del concurso internacional de arquitecto y en legalizar la asociación cultural, que se encargará, en nombre de todas las embajadas islámicas, de promover la construcción del centro. Ahora, con todo ya dispuesto, el jurado habrá de emitir su fallo el día 20 de febrero y la Gerencia Municipal de Urbanismo deberá ultimar la formalización de la cesión del terreno.
A semejanza de Roma y Ginebra
Una vez que el Centro Cultural Islámico de Madrid haya sido construido será ésta la tercera mezquita que se levante en Europa. Las otras dos se encuentran en Roma y en Ginebra.Pero lo curioso del caso español está en que, de momento, la posible construcción de una mezquita en Madrid está pasando inadvertida, en tanto que en Francia es el presidente de la República, Giscard d'Estaing, quien ha demostrado todo su interés por la posibilidad de que fuera construida una en París.
Los criterios sobre los que se ha de basar la construcción de la mezquita y, consecuentemente, los proyectos que se han presentado al concurso, están en línea con la tradición de la arquitectura hispano-árabe y la esencia misma del Islam, que engloba, al mismo tiempo que una religión, un código de comportamiento social y una cultura.
El islámico unifica constantemente los aspectos temporal y espiritual de la vida y busca no sólo la conexión entre el hombre y Dios, sino también las relaciones humanas en el orden social. Esa relación es la que se da en la mezquita, razón por la que ésta no es un lugar sagrado al estilo de otras religiones, sino más bien el lugar de oración y encuentro.
Por ello, a la hora de juzgar los proyectos presentados al concurso, los miembros del jurado habrán de tener muy en cuenta la integración que el centro tenga en el ambiente que le rodeará y la posibilidad de que preste también servicio a los habitantes de los alrededores, islámicos o no.
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