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Los enfermos ocupan los pasillos del Primero de Octubre por falta de camas

La concentración hospitalaria en la zona norte de Madrid provoca una peligrosa desatención en el sur, donde se asientan justamente una gran parte de las ciudades-dormitorio nacidas a la sombra de la capital. Las frecuentes movilizaciones que esta desproporción ha originado ni siquiera sirvieron para que el Ministerio de Sanidad acelerase la apertura del segundo edificio de la ciudad sanitaria Primero de Octubre. El efecto es que, periódicamente, los enfermos internados en este centro tienen que ocupar todos los pasillos disponibles del edificio, como ha ocurrido este mismo fin de semana.

El panorama de los hospitales del Noroeste se completa con el Clínico de San Carlos, la Clínica de la Concepción y el Hospital Central de la Cruz Roja. De esta manera, a las 4.500 camas que suman los centros sanitarios ya descritos (La Paz, Puerta de Hierro y Ramón y Cajal) se añaden otras 3.135. En total, 7.600 camas para un solo cuadrante de la ciudad, frente a un millar para todo el sur.El Clínico de San Carlos, un macrohospital de 1.800 camas, es el hospital docente de la Universidad Complutense y, para este fin, fue creado, en el año 1963, como consecuencia del traslado del ya viejo y anticuado clínico que existía en la calle de Atocha.

Como tal hospital pensado para la docencia dispone de toda clase de servicios e instalaciones y su departamento de urgencias recoge la gran mayoría de las que se producen en la carretera de La Coruña.

Dada su estructura especial, sus datos estadísticos apenas han vanado a lo largo de los últimos años: en 1978, el número de ingresos fue de 25.824, que provocaron 506.917 estancias, con una estancia media de 19,6 días por enfermo. Se dieron, asimismo, 145.816 consultas externas.

Por su parte, la Clínica de la Concepción, un centro privado, se debe al impulso y dedicación de un hombre, el doctor Carlos Jiménez Díaz, quien creó la Fundación que lleva su nombre y dedicó muchos años de su vida a la investigación clínica. Son, en total, 786 camas atendidas por 1.515 trabajadores, que ingresaron en 1977 -último año del que tenemos información estadística- a 17.600 enfermos, que produjeron 245.081 estancias, a una media de 13,9 días de estancia cada uno de ellos.

Sin embargo, si juntamos las camas del Clínico y las de la Concepción, tendremos más de 2.500, situadas prácticamente al lado las unas de las otras, ya que entre los edificios de los dos centros hospitalarios no hay ni cien metros de distancia. Se da el caso curioso de que muchos trabajadores del Clínico se van a tomar café a la Concepción con sus conocidos, y viceversa.

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El ejemplo del Noroeste hospitalario madrileño se completa con otro hospital que, aunque preocupado por el desarrollo y asistencia de las urgencias, se sitúa en una misma zona de influencia. Se trata del Hospital Central de la Cruz Roja Española.

Con un ámbito de asistencia mucho menor que los otros hospitales nombrados hasta ahora, ya que es regional. en tanto que los otros atienden a enfermos de todo el país, el de Cruz Roja dispone de 549 camas, que produjeron, en 1977, 158.669 estancias, como consecuencia de los 10.617 ingresos habidos. con una estancia media de 14,9 días. Su plantilla está compuesta por 1.083 personas.

Pero el gran mérito del Hospital Central de la Cruz Roja está en ha ber creado un centro de urgencia que intenta potenciar, realmente, su carácter de hospital regional y que ha servido para descargar, en gran medida, los departamentos de urgencia de los restantes hospitales madrileños, que, al ser de mayor envergadura, son mucho más conocidos por sus potenciales usuarios.

Desatención para el Sur y para el Este

Toda esta acumulación de hospitales en la zona norte de la ciudad tiene una consecuencia inmediata una importante desasistencia para el sur urbano y su zona de influencia, compuesta por todas las ciudades-dormitorio que han nacido en torno a las autopistas de Extremadura y de Andalucía.En un intento de paliar esa desatención nació la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre, proyectada, en un principio, a imagen y semejanza de La Paz. Es más, antes de q i,,:: que hoy ost( n a!j,~, pr Í n c 1 p a 1, fu e conOcida por La Paz Sur. Pero c Í n inhombante nombre de ciudad sanitaria no tiene, hasta hoy, otro reflejo que su nombre, ya que dispone de un ¿inico edificio en funcionamiento: el que ha de ser la ridencia general Y esi 1 t, . que se trata, en realidad, de un hospital para todo. El segundo edificio, que'debía ampliar las instalaciones iniciales para albergar la maternidad, ha sufrido constantes retrasos. Hubo un momento en que llegó a tener nombrado un director, pero su dimisión planteó públicamente las disensiones que existían en cuanto al destino final del inmueble. Pero el retraso en la apertura de este centro reconvertido ha dadolugar a más de una acción de protesta y presión por parte de las entidades ciudadanas y municipales de todo el sur madrileño. Ahora parece ser que la apertura del centro en cuest i ón ya tiene fecha: mayo de este año. La Residencia General ha estado fur~eternas han hecho que su utilización se haya reducido en gran medida durante los últimos años, y realmente nunca se sabe de cuántas camas dispone ni si están todas ocupadas o no. Además, su capacidad para recibir urgencias -está situado en las cercanías de la autopista de Barcelona- es prácticamente nula, debiendo derivarlas hacia otros complejos hospitalarios, especialmente la Ciudad Sanitaria Provincial, La urgencia para curar Realmente, la Seguridad Social española nació -primero como Se,,uro Obligatorio de Enfermedad (SOE)- en un intento de creación de la infraestructura sanitaria necesaria para curar al trabajador que cayera enfermo. Dicho de otra forma, de lo que se trataba era de reparar la máquina de trabajar que se estropeaba, pero no directamente, como un deseo de garantizar el derecho a la salud por parte de los españoles, derecho ya plasmado ahora en la Constitución. A pesar de ello, la Seguridad Social -propietaria de la aran C mayoría de los hospitales madrileños o, si no lo es, tiene concierto (1011 ellos- continúa el esquema descrito y sigue concediéndole la máxima importancia a los departamentos de urgencia de los hospi-fales. Pero habida cuenta de la gran concentración de hospitales que existe en la zona norte, muchas veces los desplazamientos de un enfermo, posiblemente grave, en busca de su hospital correspondiente, atraviesa toda la ciudad de una punta a otra. Para evitar esos grandes desplazamientos hubo un intento, hace unoj tres años, por parte.de la SeP,uridad Social, para acceder, sí no a la propiedad, sí por lo menos al control de las casas de socorro municipales, con el fin de que sirvieran de primer filtro a esa urgencia y no llegara a los hospitales cualquier persona que, a pesar de que crea encontrarse muy mal, pudiera ser atendida en su propia casa. Como ejemplo de las urgencias que llegan a los hospitales y que realmente no lo son, cabe decir que de las 250 urgencias que se atienden diariamente en la clínica infantil de La Paz únicamente unas veinticinco precisan efectivamente de la asistencia hospitalaria.Sin embargo, aquella operación de utilizar las casas de socorro municipales quedó en eso, en un intento frustrado. Los rumores de aquel entonces aseguraban que había mucho dinero de por medio que el Ayuntamiento triadrileño hubiera recibido de la Seguridad Social. Pero la operación no recibió la bendición de las altas esferas y las urgencias se siguen atendiendo en los hospitales, en detrimento de la calidad de su asistencia, aunque el nuevo Ayuntamiento parece haberse interesado de nuevo por el proyecto.

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