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Los serenos carecen de medios, son pocos y demasiado mayores

Un mes después de la vuelta de los serenos a la noche madrileña, su incidencia es prácticamente nula y su presencia apenas advertida por los vecinos. Al escaso número de aquéllos (sólo 360) y su elevada media de edad (más de cincuenta años), con el consiguiente resultado de absentismo laboral, se añade el que aún no disponen de los medios técnicos mínimos para el desarrollo de su trabajo y el que todavía no han entrado en funcionamiento los coches-patrulla de apoyo.

La reposición de los serenos fue consecuencia de una de las primeras decisiones políticas de Tierno, una vez instalado en la alcaldía, ya que, junto con José Barrionuevo, responsable de Seguridad y Policía Municipal, había prometido en repetidas ocasiones que el servicio se restablecería antes de Navidad.Hace un mes entraron en servicio diez parejas por cada distrito, es decir, 360 serenos. También se aseguró que entraría en funcionamiento, al menos, un coche-patrulla por cada distrito. Según las previsiones, y una vez decidido que los nuevos vigilantes nocturnos no llevarían armas, cada pareja de serenos llevaría un aparato receptor-transmisor, además de uno o dos sprays paralizantes y de los correspondientes chuzos.

Solamente se ha cumplido esta última previsión (la del chuzo). Los aparatos receptores-transmisores, conectados a las emisoras de la Policía Municipal y de la Policía Nacional, no están aún en manos del Ayuntamiento, a pesar de que la compra está aprobada por éste desde hace seis semanas. En cuanto a los sprays, a última hora surgieron dudas, toda vez que parecen existir impedimentos de tipo legal para su uso.

Por lo que respecta a los coches-patrulla, el Ayuntamiento ha de esperar a que la SEAT sirva los dieciocho vehículos solicitados, de los que solamente tres han sido entregados o están a punto de serlo. Estos coches, exactamente iguales a los coches blancos de la Policía Nacional -los conocidos como lecheras-, aunque irán pintados de color azul claro, estarán ocupados por tres policías municipales que han recibido un entrenamiento especial, similar al de la policía gubernativa.

Así las cosas, los serenos son todavía prácticamente ineficaces, aún cuando realizan bien su trabajo. Su elevada edad (han sido, extraídos de los antiguos serenos que fueron relevados del servicio hace cuatro años) y los turnos reglamentarios de descanso hacen que su absentismo sea notable. Un distrito como Vallecas, con 500.000 habitantes, es vigilado por siete u ocho parejas de serenos. Fuencarral, el más extenso de los distritos, es patrullado por cinco, seis o siete parejas, depende de las circunstancias.

A ello se suma el malestar de los propios serenos, que pidieron en su día ir armados, Io que finalmente fue denegado. Muchos de ellos se sienten igualmente descontentos, ya que con anterioridad realizaban servicios de vigilancia de día en pasos subterráneos, mercados, etcétera, y se opusieron, sin éxito, a ser trasladados a la noche.

Aún cuando la iniciativa de la vuelta de los serenos es más que plausible (más incluso si se tiene en cuenta que es deseo del Ayuntamiento reforzar con muchos más hombres, y más jóvenes, el servicio en los próximos meses), observadores cualificados han contemplado la vuelta de los serenos como una decisión marcadamente política, y poco práctica en su fase actual, toda vez que ni siquiera se ha esperado a tener los medios necesarios para el desarrollo del servicio.

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