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Escasas perspectivas de acuerdo en el metal de Madrid

Alrededor de 50.000 metalúrgicos madrileños, según CCOO y UGT, secundaron ayer la primera jornada de una huelga de 48 horas convocada para apoyar las negociaciones del convenio colectivo del sector. Estas cifras, que corresponden a un 50% ó 60% de la plantilla global afectada por el convenio, discrepan con las que la patronal y la Delegación de Trabajo hicieron públicas. Estas últimas fuentes circunscribían el paro a un 9% de los trabajadores del sector y denunciaban la acción de piquetes.

Las zonas en que el paro fue mayor, según los sindicatos, fueron las de Ventas, Fuenlabrada, Torrejón y Villaverde Alto. Grandes empresas como Marconi, CASA o Sintel, que se encuentran negociando sus propios convenios, y otras, a título de solidaridad, secundaron también el paro del metal. CCOO y UGT, por otra parte, denuncian lo que denominan maniobras de la patronal para confundir a la opinión pública y a los trabajadores, al afirmar que la huelga era ilegal. Los dos sindicatos insisten en que el paro es absolutamente legal.Las negociaciones del convenio del metal de Madrid, que se iniciaron a primeros de diciembre, se encuentran prácticamente estancadas desde el principio, y el sector, tradicionalmente muy conflictivo, se ha convertido en un caso atípico de la actual negociación colectiva. En este convenio, el pulso UGT-CCOO sobre el acuerdo-marco ocupa un segundo lugar, y ambas centrales presentan un frente común -con diferencias mínimas- en la mesa negociadora. Las posturas entre patronal y centrales están en la, actualidad muy distanciadas y las perspectivas de acuerdo parecen lejanas. Para mayor confusión, según CCOO, USO y CEPYME están negociando, a su vez, otro convenio del metal de Madrid.

El tema del descuelgue de numerosas empresas del convenio colectivo que se negocia es, sin duda, el punto de mayor enfrentamiento entre sindicatos y patronal. Este sector, consecuencia directa de haberse regido en los últimos años (con excepción del pasado) mediante laudos y de la larga crisis que arrastra, tiene unos salarios muy por debajo de la media en la industria. El descuelgue de numerosas empresas que según el presidente de la patronal AECIM, podría evaluarse entre el 15% y el 20% de las industrias (el 45%, según UGT), resulta en estas condiciones muy difícil de aceptar, tanto por CCOO como por UGT, a pesar de que esta última central a nivel general, reconocía esta posibilidad en el acuerdo-marco suscrito con la CEOE en lo relativo a la banda salarial.

La marcha de las negociaciones en el propio seno de la comisión negociadora empresarial se ha visto también afectada por este tema. De hecho, las patronales comarcales , que forman, junto a la AECIM, la comisión negociadora se retiraron durante un breve período de las negociaciones, y la propia AECIM planteó, en su día, graves reparos al acuerdo-marco suscrito por UGT-CEOE. En estos momentos, pese a que hace más de mes y medio que se han entablado las negociaciones del convenio, las posturas se han modificado escasamente en el fondo, sí en la forma, y las ofertas de incremento salarial de la patronal pasan por la aceptación del descuelgue empresarial, entre otras cláusulas.

De entrada, al inicio de las deliberaciones, la patronal ofreció congelación salarial para empresas en quiebra o suspensión de pagos; un 3% de incremento para empresas con pérdidas contables en 1978 y 1979; un 5% para las empresas correspondientes a sectores en reconversión (naval y siderúrgico); un 7% de incremento para las empresas que se descolgaron del laudo de 1978 y del convenio de 1979, y un 10% para el resto. Este último incremento podría aumentar en dos puntos (a un 12%) siempre que los sindicatos negociaran medidas sobre absentismo, admitieran el salario-hora y rebajaran a la mitad las percepciones por curva de productividad. En la actualidad, la curva de productividad del 112,5% significa un 25% de retribuciones convenio, la pretensión empresarial para este convenio se cifra en que las retribuciones para la curva 112,5% pasen a ser del 12,5% retribución convenio. Esto, según los sindicatos, equivale a que el trabajador tenga que doblar su productividad.

El duelo que en muchas otras negociaciones colectivas mantienen CCOO y UGT, con el acuerdo-marco como telón de fondo, ocupa en este convenio del metal de Madrid un segundo plano. Los sindicatos ugetistas del metal de Madrid, en un pleno celebrado recientemente, acordaron la no aceptación en ningún caso del descuelgue empresarial en los convenios de ámbito provincial. Esta decisión, que puede colisionar con el contenido del acuerdo-marco UGT-CEOE, se tomó a la vista de las condiciones vigentes en el sector y pensando en el grave precedente que sentaría en la negociación colectiva tal aceptación. El descuelgue preconizado por la patronal, por otra parte, está en función de las ventas y la producción -según manifestó a EL PAÍS un dirigente de UGT-, «lo que puede suponer que empresas que ganen dinero y sean rentables, aunque hayan disminuido sus ventas, se descuelguen del convenio». CCOO rechaza también toda posibilidad de descuelgue. En este punto, dado el radical enfrentamiento, sólo cabría, tal vez, la renegociación a nivel de alguna empresa, a la vista de sus peculiares condiciones.

Los salarios en el metal de Madrid están muy por debajo de la media en la industria. Por ejemplo, según informó UGT a este diario, el salario base del oficial primera en el metal de Madrid es actualmente de 450 pesetas, mientras que el salario mínimo interprofesional para el peón alcanza las 962 pesetas. Por ello, los sindicatos se muestran también muy firmes en la exigencia de los incrementos salariales y son partidarios de aplicar decididamente tales incrementos al salario base.

La última postura de CCOO y UGT reivindica un incremento salarial que corresponde aproximadamente (se hizo una oferta sustancial para el nivel de peón) al 16% sobre tabla salarial, más el 1,7% que corresponde a la revisión salarial de junio de 1979, que no se realizó en el sector. La patronal, por su parte, ofreció últimamente un 14% de incremento salarial, condicionado al aumento de productividad, a una vigencia de dos años en el convenio, a la aceptación del salario-hora y a la penalización por absentismo. El presidente de la ACEIM, señor Ribera, destacó en este sentido la postura negativa de los sindicatos, que entienden la mejora de la productividad exclusivamente como una mejora de las instalaciones industriales, los sistemas de medición y la capacidad de los trabajadores.

La patronal exige asimismo, con respecto a su oferta de incremento salarial, que se reparta -según informó a EL PAÍS CCOO- en un 66,66% para salarios y en un 33,33% para incentivos.

En cuanto a la reducción de jornada, las discrepancias entre las centrales y la patronal son también muy fuertes. La patronal ha ofertado una jornada anual de 1.980 horas, teniendo en cuenta la reducción que supone el Estatuto de los Trabajadores, según manifestó a EL PAÍS el presidente de la ACEIM. CCOO y UGT, por su parte, reivindican una jornada anual de 1.923 horas.

En cuanto a la vigencia, la patronal exige en la actualidad dos años (en un momento de las negociaciones habló de tres años), y CCOO y UGT reivindican que sólo sea vigente un año. UGT precisó que en los aspectos salariales y de jornada, al menos, no está dispuesta a transigir con una vigencia del convenio superior al año.

En cuanto a la revisión salarial en junio, UGT y ACEIM coinciden con el acuerdo-marco UGT-CEOE en el sentido de que se aplique la superación del 6,75% en el índice de precios al consumo, una vez deducida la repercusión de la gasolina. CCOO se muestra contraria a esta revisión, que considera que debe ser automática y sin la deducción de la gasolina.

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