Un viaje de carácter bilateral
La visita a París del jefe de la diplomacia argelina, Mohamed Benyahia, es considerada por Argel como un acto de carácter político destinado a fomentar el clima de confianza que domina actualmente a ambas orillas del Mediterráneo. La coyuntura internacional, que ha colocado a Argelia ante una situación complicada, no parece ser el elemento motor de las conversaciones del ministro argelino, enfocadas ante todo a dirimir el contencioso bilateral en el que París figura en posición de fuerza, gracias a la presencia de cerca de un millón de emigrantes argelinos en Francia.Por ambas partes se ha puesto de relieve la complementariedad política existente entre Argel y París, mientras en el orden económico se destaca el reforzamiento de las relaciones, que habían atravesado por momentos difíciles durante la época más álgida de la crisis del Sahara. La inspiración francesa sigue dominando a numerosos sectores de la vida argelina, en particular la Administración y la universidad, y la orientación reciente de su sistema bancario en dirección de Estados Unidos y Gran Bretaña ha sido acogida con reticencias por los tecnócratas francófonos que dominan la Administración.
Los resultados de la visita del ministro de Asuntos Exteriores argelino permitirán abrir la posibilidad de un próximo viaje oficial a París del presidente Chadli, en respuesta al que hiciera a Argel el presidente Giscard d'Estaing en 1975.
El ministro argelino tendrá también bastantes dificultades para defender la tesis del «no alineamiento positivo y activo» de Argelia, a la luz de los acontecimientos de Afganistán y la posición adoptada por Argel.
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