Permanece diez horas colgado de los cables del teleférico de Montjuich
José Ramón Pajares, trabajador en paro y experto montañero, permaneció diez horas colgado de los cables del teleférico del puerto de Barcelona, «para llamar la atención sobre mi situación», según explicó al equipo de bomberos que le ayudó a descender, decisión que adoptó tras obtener garantías de que no sería castigado por su acción.A la una de la madrugada del domingo, José Ramón, granadino de 35 años y afincado en Cataluña desde hace diecinueve, pertrechado de un tablón de dos metros de largo, dos cuerdas y dos mosquetones, se deslizó por los cables que unen la terminal de Montjuich con la torre de Jaime I , deteniéndose justamente en la vertical de la carretera del Morrot, donde permaneció toda la noche.
El obrero-acróbata, que realizó su hazaña provisto de todos los medios técnicos para mantenerse en su improvisado trapecio y resistir las bajas temperaturas de la noche, rechazó inicialmente las reiteradas invitaciones de los bomberos para que depusiera su actitud, hasta que, alrededor de las once de la mañana, tras un nuevo diálogo, accedió a descender, en medio de la expectación del numeroso público que allí estaba congregado.
«Antes de hacer esto lo he pensado muy bien», declaró José Ramón al llegar al suelo. «Si hago locuras, las hago bien hechas.» Y en relación con las causas de su actitud afirmó: «Tenía que llamar la atención sobre mi situación. Tengo la mujer internada en la clínica psiquiátrica de la residencia de Bellvirge y cinco niños pequeños. Mi Silvia y mi Jorge están con la abuela. María del Carmen y Cristina viven con mi cuñada, y cuando no había escuela yo tenía que llevarme a mi hijo mayor.»
Añadió, en relación con su situación laboral, que él trabajaba en un camión, «pero un día desapareció el dueño y se fue a Andorra. Después trabajé en otros camiones, pero siempre me despedían porque perdía días de trabajo, al tener que visitar a mi esposa en la clínica».
Explicó finalmente que no pensaba suicidarse. «Soy un deportista nato», dijo. «He bajado a casi todas las cuevas de Cataluña yo solo. Pensaba quedarme tres días colgado, bajar después a ras de suelo y volver a subir inmediatamente.»
Hace pocos días, unos objetores de conciencia franceses realizaron una acción semejante en la torre Eiffel, de París.
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