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La crisis en Asia central

Giscard y Schmidt buscan una "actitud europea" frente a la crisis de Aganistán

La crisis de Afganistán fue el centro de la conversación, de más de dos horas, que mantuvieron ayer el presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, y el canciller alemán, Helmut Schmidt, en el palacio del Elíseo. A su regreso de Madrid, el canciller se detuvo ayer en la capital francesa para intentar precisar, en su entrevista con el presidente galo, una «actitud europea» frente al problema originado por la intervención de la URSS en Afganistán.

Al terminar la conversación, el señor Giscard declaró que «nuestro diálogo ha revelado una gran convergencia sobre los problemas internacionales ». Además de la cuestión afgaría, abordaron la iraní y los temas europeos.

Anteayer por la noche, el presidente norteamericano, Jimmy Carter, telefoneó a Giscard á'Estaing con el fin, se supone, de estimular la solidaridad francesa con las medidas adoptadas por Washington contra Moscú. Hasta la fecha, Francia, como la República Federal de Alemania, han manifestado una cierta prudencia ante la injerencia soviética en Afganistán. Sin que la conversación telefónica Carter-Giscard haya cambiado sustancialmente la posición francesa, lo cierto es que ayer el Consejo de Ministros, reiteró su análisis del problema y, globalmente, fue más firme que las declaraciones oficiales anteriores.

El Gobierno galo continúa valorando la intervención soviética como un «golpe duro» a la distensión y «la alternativa a esta última es la guerra fría», lo que sería grave en todos los aspectos. Por otro lado, se confirmó que Francia no venderá trigo a la URSS para compensar la supresión de las exportaciones norteamericanas.

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