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Asesinado el presidente de la Democracia Cristiana siciliana

Juan Arias

El presidente de la Democracia Cristiana siciliana, Pier Santi Mattarella, democristiano de izquierdas, partidario de la entrada de los comunistas en el Gobierno y uno de los seguidores más importantes de Aldo Moro, fue asesinado el domingo en Palermo.

Mattarella, de 44 años, murió a mediodía, delante de su casa, el número 147 de la calle de la Libertad, la más elegante de Palermo. El líder político estaba en su coche, un Fiat 132, con su mujer, Irma; sus dos hijos, Bernardo y Pía, de diecinueve y diecisiete años, respectivamente, y una cuñada. Era la una en punto. La familia se preparaba para ir a misa.Un joven rubio, con una cazadora y gafas oscuras, se acercó al coche: «Nos miramos a los ojos durante algunos segundos», dijo la viuda de Mattarella. «Comprendí lo que iba a pasar. Nunca podré olvidar aquella mirada». Después disparó. Irma cubrió con sus manos la cabeza de su marido recibiendo heridas. Pero el asesino, con gran calma, dio la vuelta al coche y siguió disparando desde la otra ventanilla. Momentos después, el político siciliano moría en el hospital de Villa Sofía.

A pocos pasos del delito vive el gobernador de Palermo con una escolta a la puerta. Pero del asesino y su cómplice las fuerzas del orden, hasta ahora, han descubierto sólo el coche en el que escaparon. Se trata de un coche robado.

Mattarella no usaba la escolta los domingos y fiestas porque había afirmado siempre: «A mi vida privada no me harán renunciar ni los terroristas. »

El delito, que ha causado gran, consternación y rabia, no sólo en Sicilia, sino en toda Italia, fue reivindicado, primero, por los Nucleos Fascistas Revolucionarios; después, por las Brigadas Rojas, y, finalmente, por Primera Línea, el grupo terrorista de extrema izquierda más cercano a las Brigadas Rojas.

Tampoco se descarta el delito mafioso, aunque toda la clase política ha declarado que, de cualquier modo, se ha tratado de un tremendo crimen político, ya que desde hace tiempo el terrorismo, la delincuencia común y la mafia actúan de común acuerdo en muchas ocasiones. Ayer, la Democracia Cristiana organizó, en Palermo, una imponente manifestación callejera en la que participaron miles de ciudadanos de todos los partidos democráticos. Los sindicatos proclamaron una huelga general de cuatro horas y a Palermo se precipitaron las mayores autoridades del país a rendir homenaje a Mattarella.

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Se trata del enésimo homicidio de este tipo, en Palermo, en los últimos años. En 1976 cayó bajo el plomo el coronel de Carabineros Giuseppe Russo; en enero de 1979 el periodista Mario Francese; en marzo, el secretario provincial de la Democracia Cristiana, Michell Reina; en julio, el jefe de la policía Boris Giuliano, y en septiembre, el juez Cesare Terranova.

"No podré perdonar"

El delito de Mattarella ha descompuesto de tal manera a su familia, católica practicante, que la viuda, hija del rector de la Universidad, le gritaba al sacerdote de la familia: «No podré perdonar nunca al asesino.» El sacerdote intentaba en vano convencerla que un cristiano debe perdonar siempre.¿Por qué ha sido asesinado Pier Santi Mattarella? El mundo político se hacía ayer una sola pregunta: la misma que se había hecho después del secuestro de Aldo Moro y del asesinato de los cinco hombres de su escolta: ¿Por qué precisamente él? Nilde Jotti, viuda de Toggliatti, presidente de la Cámara de Diputados, afirmó: «Se trata de un asesinato simbólico, si se tiene en cuenta la gran preparación intelectual y cultural de Mattarella y la batalla que estaba conduciendo en Sicilia.»

Más concretamente, Pancrazio de Pasquale, el hombre de mayor prestigio del Partido Comunista en Sicilia, afirmó: «El delito se ha perpetrado mientras en Sicilia se estaba discutiendo el probable ingreso de los comunistas en el Gobierno. Han matado al hombre que encarnaba, mejor que ningún otro, la filosofía de Aldo Moro. » De hecho, sobre la mesa de trabajo del líder político, los jueces encontraron aún abierto un escrito con este título: «Con la línea de Moro para la Democracia Cristiana de los años ochenta».

El líder democristiano asesinado era actualmente el hombre clave de la política siciliana, el candidato indiscutible para la formación del primer Gobierno regional con los comunistas.

Ensayo regional

Hubiese sido una experiencia importante porque podía representar el primer ejemplo a escala regional de un futuro Gobierno nacional, un ensayo que la Democracia Cristiana estaba dispuesta a hacer.Mattarella era muy apreciado por todas las fuerzas democráticas por su indiscutible rectitud moral y porque todos conocían su crisis de conciencia y familiar. En efecto, su padre, Bernardo, fue ministro con los Gobiernos centristas, representaba en Sicilla la parte más reaccionaria de su partido, la Democracia Cristiana, y fue repetidamente acusado ante el Parlamento y ante los jueces de actuar de acuerdo con la mafia local. Pero fue siempre absuelto. A pesar de todo, el partido acabó arrinconándolo.

Su hijo, Pier Santi, que acaba de ser asesinado, tuvo el coraje de separarse de la política de su padre, de militar siempre con la izquierda del partido y de abrir un diálogo nuevo con los comunistas. Fue hasta el último momento un adversario implacable de la mafia y estaba convencido de que «esta plaga de mi isla», como él decía, se podría vencer sólo con un Gobierno que comprendiera todas las fuerzas democráticas, sin excluir a los comunistas.

Lo han asesinado, afirmaba ayer la prensa, «quienes luchan para que las cosas no cambien ». El gran escritor siciliano, Leonardo Sciascia, ha escrito que él está seguro que se ha tratado de un delito de «terrorismo político», y no de «mafia».

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