La patología en Nicaragua
En el último Congreso Latino Americano de Patología, noviembre de 1979, celebrado en Santo Domingo, los colegas nicaragüenses expusieron la situación médica en su país, de 118.358 kilómetros cuadrados y una población estimada para 1978 de 2.408.854 habitantes, la mayor parte de la cual se encuentra en la región del Pacífico. En la zona del Atlántico se ubica la población indígena, de unos 10.000 habitantes, en pequeñas comunidades sin servicios públicos.En 1971 casi la mitad de la población es analfabeta, y en 1975 la matrícula universitaria para una población de veinte -veinticuatro años era de 9,11 %. No existe certificación médica obligatoria de defunción, por lo que las tasas públicas son inferiores a la realidad. De las señaladas, en 1974, el 31,4% de las defunciones fueron causadas por enfermedades infecciosas, parasitarias, diarreicas y bronconeumónicas, ya que hay pueblos prácticamente enteros que son tuberculosos. Es natural que la primera medida adoptada haya sido la vacunación masiva.
Existen 6,1 médicos por 10.000 habitantes y 2,12 camas por mil habitantes en 1977. El número de médicos es de unos 1.300, cifra imposible de precisar, porque se podía ejercer sin colegiarse. Están formados en la única facultad de Medicina del país, situada en León donde se egresan 120 médicos anuales, aunque este año entrarán 240, y se quiere llegar hasta los quinientos, incorporando a la docencia los servicios clínicos de Managua. En poblaciones de menos de 10.000 habitantes prácticamente no hay cirujanos, pediatras, ni ginecólogos, pero en todo el país actualmente hay tres nefrólogos, dos hematólogos, seis. radiólogos, cuatro neurocirujanos, un cardiocirujano y anestesistas que sólo cubren la capital.
Hay cuatro servicios de anatomía patológica, tres en Managua y uno en León, que hicieron 2.300 biopsias en los siete meses y medio primeros de este año. Desde el día 23 de julio, en que se abrieron nuevamente los laboratorios, y hasta hoy, se ha estudiado la misma cantidad de biopsias, porque ahora se han regionalizado los servicios en cuatro zonas y es obligatorio el envío de las biopsias, que a veces llegan en avión desde hospitales pequeños y lejanos en pueblos olvidados y marginados, donde antes se tiraban las piezas al cubo de la basura.
Hay diez patólogos en todo el país, pues otro más está dedicado a funciones administrativas. Todos ellos trabajan a tiempo completo, mientras que anteriormente sólo uno había adquirido un compromiso de cuatro horas diarias.
En el hospital Manolo Morales (antes Oriental), de 260 camas dedicadas básicamente a emergencias, se hicieron 47 autopsias en 1978 y en estos tres meses se llevan ya veintiséis.
La citología se comienza a realizar dentro de los servicios de patología, pues el patólogo debe com probar todas las citologías anormales y el 10% de las normales. Hay un proyecto en marcha de estudios citológicos, según la misma pauta de regionalización.
La patología legal encuentra dificultades porque no hay médicos forenses y los primeros han empezado a formarse en Costa Rica.
El pueblo nicaragüense está pasando unos momentos difíciles, en los que sólo le sobra dignidad. Necesita ayuda, tanto en la asistencia como en la formación de sus nuevos médicos. Para la primera parece obvio la necesidad de potenciar y ampliar esa colaboración que ha iniciado un equipo médico militar español, formado por casi cuarenta personas y que está haciendo una impresionante labor en Estelí. Para la segunda debemos facilitar la formación de especialistas nicaragüenses en España. La dramática situación de Nicaragua exige un deseo auténtico de colaboración a base de soluciones reales, inmediatas e imaginativas.
Horacio Oliva es jefe del departamento de anatomía patológica de la Clínica Nuestra Señora de la Concepción, de Madrid.
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