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NAVARRA

Vecinos de Oteiza ponen en fuga a dos atracadores

Un insólito espectáculo se produjo en la mañana de ayer en Oteiza de la Solana, como consecuencia de un atraco a mano armada perpetrado por dos individuos encapuchados, que se apoderaron de 150.000 pesetas, y que estuvieron a punto de ser linchados por un grupo de vecinos de la localidad. Después de darse a la fuga corriendo, perseguidos por los vecinos, los atracadores penetraron en un bosque cercano a Oteiza, en donde la Guardia Civil realizó varías batidas, con resultados infructuosos.Según informó a EL PAIS uno de los empleados de la Caja Rural de Navarra, sobre las diez de la mañana penetraron en la sucursal de esta entidad de ahorro dos personas jóvenes, que vestían cazadora de pana y vaqueros, esgrimiendo una escopeta de cañones recortados y una pistola. En la puerta de la sucursal, un tercer individuo esperaba a los otros dos atracadores, dentro de un Seat 124, matrícula de San Sebastián, con el motor en marcha.

De forma casual, varios vecinos de la localidad se dieron cuenta de que dos personas armadas habían entrado en la sucursal de la Caja Rural, por lo que, pertrechados de palos y piedras, se dirigieron hasta las inmediaciones, comenzando a golpear el vehículo donde permanecía el tercer atracador, con las estacas, a la vez que, a pedradas, le rompían todos los cristales. Cuando intentaron sujetarle para sacarle del coche, el presunto ladrón logró escabullirse en el automóvil, metiendo una velocidad y acelerando de forma repentina.

En el interior de la sucursal, en donde se encontraban dos empleados y un cliente, los dos atracadores se dirigieron hacia el cajero, quien, sin levantar la vista de la máquina de escribir, les dice: «Esperen un momento a que atienda a este señor y en seguida estoy con ustedes.» En esta coyuntura, uno de los atracadores, apuntando con la escopeta, insiste: «El dinero o dos tiros», y ordenan a las tres personas que se tiren al suelo.

Por fin, el cajero les entregó a los atracadores todo el dinero que en aquel momento había en la caja. Con el botín en las manos, los dos atracadores salieron al exterior de la sucursal de la Caja Rural, comprobando estupefactos que el coche preparado para huir no estaba y que un numeroso grupo de vecinos les esperaba con piedras y palos.

Después de unos instantes de duda, los dos atracadores deciden refugiarse de nuevo en la entidad de ahorro. Allí, y después de una breve discusión, optan por salir de improviso disparando al aire. Cuando ya están en la acera, disparan un tiro al aire y comienzan la fuga a la carrera, perseguidos por un grupo de vecinos de la localidad.

Atraviesan una calle, perdiendo billetes de mil pesetas por los bolsillos, y un vecino con un tractor les corta el paso, teniendo que girar por otra calle. Perseguidos por los voluntariosos vecinos, deciden apoderarse, en una calleja, a punta de escopeta, de una camioneta, cuyo chófer estaba descargando, y enfilan la calle en dirección a Estella. Un vecino de Oteiza toma su coche y se decide a perseguirles, comprobando que se dirigen hasta un pinar próximo, en donde abandonaron la camioneta y comenzaron la huida por el monte.

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