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La reconquista de La Meca no pone punto final a los disturbios en Arabia Saudí

Todos los «renegados» que atacaron el 28 de noviembre la Gran Mezquita de La Meca, el más sagrado de los santuarios del Islam, han sido, «o bien matados o bien capturados», afirmó el martes el ministro saudita del Interior, príncipe Naif Bin Abdel Aziz, en lo que se interpreta como el anuncio definitivo de la reconquista del templo por las fuerzas de Seguridad sauditas. Toda resistencia cesó en la madrugada de ayer, añadió el príncipe, cuyo comunicado fue difundido por la agencia saudita de prensa. El ministro concluyó anunciando la publicación de un segundo comunicado sobre el asunto.

Los «renegados» tomaron, ayer hizo exactamente dos semanas, la Gran Mezquita y según versiones oficiosas solicitaron a los fieles congregados en el templo que reconociesen a su mahdi, imán oculto desde el siglo X y esperado como un mesías por los chiitas.A pesar de que el ministro saudí de Información, Mohamed Abdo Yamani, aseguró el lunes que los disturbios en Arabia Saudita estaban circunscritos a La Meca, fuentes occidentales recogidas por el Financial Times afirman que graves incidentes provocados por la minoría religiosa chiita se produjeron estos últimos días en el este del país, la región más rica en petróleo.

Los disturbios del fin de semana -los primeros que tienen lugar en el país desde la nacionalización del canal de Suez, en 1956- tomaron un cariz violento al asaltar los manifestantes los locales del Banco Británico Saudí en Qatif. Toda la región en torno a Qatif ha sido tomada por destacamentos de la Guardia Nacional. Unas cinco personas habrían muerto en el curso de los incidentes.

En la comunidad chiita de Arabia Saudí -unas 250.000 personas, empleadas en su mayoría en las empresas petrolíferas- circulan clandestinamente cintas magnetofónicas con discursos grabados del ayatollah Jomeini

Los disturbios del fin de semana obligaron, señala también el Financial Times, al príncipe heredero Fahd y al ministro de Información, Mohamed Abdo Yamani, a anular un viaje privado a Londres para participar en un seminario internacional sobre Jerusalén, organizado por el Consejo Islámico de Europa.

Las autoridades saudíes están siendo sometidas a serias presiones, por parte de algunos países árabes y de la OLP para que reduzcan de 9,5 a 8,5 millones el número de barriles producidos diariamente. El secretario del Tesoro norteamericano, William Miller, que efectuó recientemente una breve estancia en Arabia Saudí, no pudo obtener ninguna garantía sobre el mantenimiento del actual nivel de la producción petrolífera. La disminución de la producción de crudo serviría para presionar a Occidente en general y EE UU en particular, para que adopte una actitud más flexible de cara al movimiento palestino.

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En una entrevista concedida al corresponsal de la agencia Reuter en Beirut, Nasser al Said, dirigente del movimiento de oposición al régimen saudí Unión de los Pueblos de la Península Arábiga, señala, tras recalcar que se han producido manifestaciones en la región de Nadj y en la costa este del país, que los asaltantes de La Mezquita han querido con su gesto denunciar la corrupción de los dirigentes wahabitas y la represión que padecen los habitantes del reino. Unos diez días antes del ataque, añade Al Said, las autoridades han detenido 1.500 opositores en el seno del Ejército, de la policía y de los servicios secretos. Esta versión fue posteriormente confirmada por un peregrino marroquí de vuelta de La Meca, que declaró al diario Al Moharir que los asaltantes «denunciaron la política de opresión que padecen».

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