La primera ministra anuncia que dimitirá después de los comicios
Unas horas antes del cierre oficial de la campaña electoral portuguesa, la primera ministra, María Lurdes Pintassilgo se dirigió al país para anunciar que, inmediatamente después de la publicación oficial de los resultados electorales, pondrá su cargo a disposición del presidente de la República, general Ramalho Eanes.
La primera ministra quiso desmentir, con la mayor solemnidad posible, las acusaciones formuladas por la coalición de Alianza Democrática de querer mantenerse en el Poder, después del acto electoral, mediante una «alianza para la superviviencia» entre ella, el Partido Socialista y el presidente de la República.Aprovechó también este «balance» de su actividad gubernativa para rechazar las acusaciones de demagogia y de intromisión en la campaña electoral. Para la señora Pintassilgo, sus visitas a diversos lugares del país y los contactos con la población son imprescindibles para hacer llegar «hasta el interior de los gabinetes ministeriales la voz de los más necesitados».
Protestó también con vehemencia contra la acusación de demagogia en relación a las medidas sociales recientemente decididas en consejo de ministros presidido por el general Eanes. Medidas modestas, que se limitan a permitir a cerca de dos millones de portugueses y en particular a medio millón de niños que viven en las zonas rurales más desprotegidas «vivir un poco menos mal». Merece ser subrayado el elogio que la señora Pintassilgo hizo, de paso, a la acción del primer Gobierno socialista, presidido por Mario Soares. Para la primera ministra, el mérito de las medidas sociales ahora adoptadas se debe atribuir a la política económica emprendida en 1976 por el Gobierno Soares.
María Lurdes Pintassilgo reservó también, para esta víspera de elecciones la noticia de la próxima visita a Portugal del papa Juan PabIo II. Este aceptó -en principio- la invitación que le fue formulada por la primera ministra portuguesa en ocasión de su encuentro en las Naciones Unidas, y la fecha de la visita será acordada posteriormente entre la Santa Sede, el Episcopado y el Gobierno portugués. Un «triunfo» que no puede dejar de influenciar favorablemente a los católicos portugueses, intensa mente solicitados por todos los partidos durante sus campañas electorales.
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